Acuerdo comercial con China: ¿Victoria de Trump o pragmatismo global?
A pesar del optimismo oficial, expertos como Stephen Olson, del Instituto ISEAS-Yusof Ishak, advierten que el impacto real del acuerdo está lejos de ser claro
Suiza.- En un giro inesperado tras meses de tensiones comerciales al rojo vivo, Estados Unidos y China anunciaron un acuerdo comercial el 11 de mayo de 2025 en Ginebra, según informó la Casa Blanca. Este pacto llega después de una escalada sin precedentes, con aranceles estadounidenses sobre importaciones chinas que alcanzaron el 145% y medidas retaliatorias de China que elevaron sus tarifas al 125%. Todo esto en el contexto de un déficit comercial estadounidense que, según datos oficiales, llegó a 1.2 billones de dólares, una cifra que el presidente Trump calificó como "emergencia nacional" al asumir su segundo mandato.
El encargado de liderar las negociaciones fue el secretario del Tesoro, Scott Bessent, un exgestor de fondos de cobertura que asumió el cargo en enero de 2025 tras una confirmación polémica en el Senado. Bessent, quien destacó la hospitalidad suiza como clave para el éxito de las conversaciones, afirmó que el acuerdo "ayudará a resolver la emergencia del déficit comercial". Sin embargo, su historial genera dudas, decisiones como permitir a Elon Musk acceso a sistemas de pagos del Tesoro han levantado preocupaciones sobre transparencia y seguridad de datos, según reportes de Axios. ¿Es este un movimiento estratégico o un riesgo innecesario en un momento tan delicado?
A pesar del optimismo oficial, expertos como Stephen Olson, del Instituto ISEAS-Yusof Ishak, advierten que el impacto real del acuerdo está lejos de ser claro. La historia reciente de las negociaciones entre EE.UU. y China, como el acuerdo de "fase uno" de 2020, muestra que los avances iniciales suelen diluirse en medio de acusaciones mutuas. China, que ha negado prácticas como la transferencia forzada de propiedad intelectual, según declaraciones de su embajador ante la OMC, Zhang Xiangchen, podría estar usando este acuerdo para ganar tiempo mientras enfrenta sus propios desafíos económicos internos.
El acuerdo de Ginebra puede ser un respiro temporal, pero con ambos países atrincherados en posiciones económicas y políticas tan opuestas, la pregunta es inevitable: ¿es este un paso hacia la estabilidad o solo una pausa antes de la próxima tormenta? Los próximos meses serán clave para evaluar si este pacto realmente aborda las raíces del problema o si, como temen algunos analistas, termina siendo otro capítulo de promesas vacías en la saga comercial entre las dos potencias.