¿Adiós al empleo humano? Bill Gates profetiza que la IA nos hará prescindibles en diez años
Bill Gates: «En 10 años la IA reemplazará a la mayoría de médicos y profesores»
EU.- En una entrevista con Jimmy Fallon en The Tonight Show a finales de marzo de 2025, Bill Gates lanzó una bomba que resuena hoy con fuerza: “En los próximos diez años, la inteligencia artificial reemplazará a muchos médicos y profesores; los humanos no serán necesarios para la mayoría de las cosas”. No era un lapsus; Gates, el cofundador de Microsoft que ha invertido miles de millones en IA a través de su fundación y alianzas, ve en esta tecnología un acelerador imparable para sectores como la salud y la educación, donde la precisión algorítmica podría superar pronto el toque humano. Pero detrás de su optimismo técnico late una visión distópica que ignora, al menos en esta charla ligera, los costos sociales de esa “eficiencia”.
Críticamente, las palabras de Gates no son aisladas: vienen de alguien cuya fortuna se multiplicó con la revolución digital, y que en 2023 ya advertía en su blog sobre los riesgos de una IA desbocada, abogando por regulaciones globales. Sin embargo, su pronóstico choca con la realidad actual: estudios del Foro Económico Mundial estiman que para 2027, la IA desplazará 85 millones de empleos, pero creará 97 millones nuevos, muchos en áreas creativas o de supervisión ética que Gates subestima. ¿Es esto progreso o eufemismo para desigualdad? Países como EE.UU. y la UE ya debaten renta básica universal ante esta marea, pero sin un marco ético sólido, el “reemplazo” podría agravar brechas: ¿quién accede a la IA premium, y quién queda atrás en un mundo de algoritmos elitistas?
En última instancia, Gates no es un oráculo malvado, sino un visionario pragmático que apuesta por la innovación para resolver males globales como la pobreza o las pandemias. Pero su alerta obliga a una reflexión urgente: si la IA nos libera de lo rutinario, ¿estamos preparados para redefinir el valor humano más allá del PIB? Diez años es poco tiempo; el reloj ya corre, y no todos llegarán a la meta en pie.



