Alejandro Murat se aferra a Morena: ¿Un triunfo de la política pragmática o una traición a los principios de la 4T?
Esta decisión, ha desatado críticas feroces de sectores del partido que ven en Murat un símbolo de la corrupción y el oportunismo político
CDMX.- En un nuevo capítulo de las tensiones internas en Morena, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido desechó la queja presentada por la dirigencia estatal de Oaxaca contra la afiliación del exgobernador Alejandro Murat Hinojosa, consolidando su permanencia como militante. Esta decisión, anunciada el 21 de abril, ha desatado críticas feroces de sectores del partido que ven en Murat un símbolo de la corrupción y el oportunismo político, mientras otros lo consideran un activo estratégico para el proyecto de la Cuarta Transformación (4T). ¿Qué significa esta resolución para el futuro de Morena y su narrativa de regeneración?
Contexto: Un pasado controvertido y una afiliación polémica
Alejandro Murat, exgobernador de Oaxaca (2016-2022) y exmilitante del PRI por más de dos décadas, renunció al tricolor en noviembre de 2023 para formar la Alianza Progresista por México, un movimiento que prometía una "política de esperanza". Sin embargo, su salto a Morena en febrero de 2025, acompañado de figuras como Ricardo Monreal y Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente, generó una tormenta de rechazo en Oaxaca. El Comité Estatal de Morena, respaldado por el gobernador Salomón Jara Cruz, presentó una queja formal ante la Comisión de Honestidad y Justicia, argumentando que Murat representa "todo lo contrario a los principios y valores del movimiento".
Las acusaciones contra Murat no son menores. Durante su gestión, se le ha señalado por presuntos desvíos de 3 mil millones de pesos, relacionados con el impago de cuotas al ISSSTE, afectando a miles de trabajadores. Además, su administración ha sido vinculada a casos de impunidad, como el asesinato de la periodista María del Sol Cruz Jarquín en 2018, y al florecimiento del llamado "Cártel del Despojo", una red de corrupción inmobiliaria. Para los críticos, la familia Murat —encabezada por su padre, José Murat, exgobernador de Oaxaca— es sinónimo de cacicazgo, autoritarismo y enriquecimiento ilícito, con señalamientos que incluyen propiedades en Nueva York y una deuda estatal que dejó a Oaxaca en crisis.
La decisión de la Comisión: ¿Pragmatismo o incongruencia?
La resolución de la Comisión de Honestidad y Justicia, que desechó la queja sin detallar públicamente las razones, ha sido interpretada como un respaldo implícito a la estrategia de apertura de Morena, liderada por la presidenta del partido, Luisa María Alcalde, y el secretario de Organización, Andrés Manuel López Beltrán. Desde su afiliación, Murat ha presumido su cercanía con López Beltrán, afirmando que ambos están "construyendo el segundo piso de la 4T". Esta narrativa se alinea con la meta de Morena de alcanzar 10 millones de afiliados, un esfuerzo que ha priorizado la incorporación de figuras de otros partidos, como el expanista Miguel Ángel Yunes Márquez, cuya solicitud de afiliación fue rechazada tras comprobarse su militancia activa en el PAN.
Sin embargo, la permanencia de Murat ha exacerbado las fracturas internas. Senadores oaxaqueños como Laura Estrada Mauro, Luis Alfonso Silva y Antonino Morales Toledo, todos cercanos a Jara, han exigido que Murat retire su registro, argumentando que su presencia es "un acto de traición" a la militancia y un riesgo político para Morena. El propio Jara, un fundador del movimiento, ha prometido apelar la decisión ante la Sala Xalapa y la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), confiando en que las pruebas de corrupción presentadas contra Murat revertirán el fallo. Incluso un militante, Efraín Solano Alinarez, llegó a realizar una huelga de hambre de 25 horas frente a las oficinas de Morena para protestar por la afiliación, calificando a Murat como "basura política".
Análisis: El costo de la apertura
La decisión de mantener a Murat en Morena refleja una tensión central en el partido: la búsqueda de expansión política frente a la preservación de su identidad ideológica. Por un lado, la incorporación de figuras como Murat, con experiencia y redes políticas, puede fortalecer la maquinaria electoral de Morena en un contexto donde la oposición, aunque debilitada, busca reagruparse. Murat ha demostrado ser un operador eficaz, apoyando a Claudia Sheinbaum durante su campaña y alineándose con reformas clave, como la de la Guardia Nacional. Su retórica, cargada de frases como "pa’ atrás ni para agarrar vuelito" y su respaldo incondicional a Sheinbaum, lo posicionan como un aliado leal en el Senado, donde Morena necesita cohesión para avanzar en su agenda legislativa.
Por otro lado, esta estrategia pragmática tiene un costo elevado. La narrativa de la 4T, basada en la lucha contra la corrupción y la ruptura con las élites, se ve comprometida al integrar a personajes asociados con el viejo régimen. La furia de la militancia oaxaqueña, expresada en protestas y recursos legales, evidencia un sentimiento de traición entre quienes ven a Morena como un instrumento de lucha popular, no como un refugio para expriistas. La comparación con el caso de Yunes Márquez es reveladora: mientras que su expulsión fue celebrada por reforzar la coherencia ideológica, la permanencia de Murat sugiere que ciertos actores, quizá por su cercanía con la cúpula, gozan de un trato preferencial.
Implicaciones a futuro
La batalla por la afiliación de Murat está lejos de terminar. Las apelaciones ante el TEPJF podrían revertir la decisión de la Comisión, especialmente si se presentan pruebas contundentes de corrupción. Sin embargo, incluso si Murat permanece, su presencia podría debilitar la cohesión interna de Morena en Oaxaca, un bastión clave para el partido. Además, el precedente establecido por este caso plantea preguntas sobre los límites de la apertura de Morena: ¿hasta qué punto está dispuesto el partido a sacrificar sus principios para ganar terreno político?
En última instancia, la permanencia de Alejandro Murat en Morena no es solo una victoria personal, sino un reflejo de las contradicciones de un movimiento que busca consolidarse como la fuerza dominante en México. Mientras Murat declara que en Morena lo han tratado "de poca madre", miles de militantes se preguntan si la 4T sigue siendo fiel a su promesa de regeneración o si, en su afán por crecer, ha comenzado a parecerse a aquello que juró combatir.