América Latina ante un cese al fuego incierto: ¿Fin de la presión o nuevo tablero geopolítico?
Washington exige a los países latinoamericanos elegir entre apoyar a Irán, acusado de terrorismo tras los bombardeos del fin de semana, o alinearse con la "legalidad" estadounidense.
Washington.- El anuncio de un cese al fuego entre Israel e Irán, proclamado por el presidente Donald Trump el 23 de junio de 2025, ha transformado el escenario diplomático en vísperas de la 55ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que se celebra del 25 al 27 de junio en Antigua y Barbuda. Sin embargo, la ambigüedad del acuerdo, la falta de confirmación oficial por parte de Israel y las declaraciones contradictorias de Irán han generado más preguntas que certezas, dejando a América Latina en una encrucijada frente a las presiones de Estados Unidos.
El ultimátum de Washington, emitido horas antes del cese al fuego, exigía a los países latinoamericanos definirse entre respaldar a Irán, calificado como "patrocinador del terrorismo", o alinearse con la postura estadounidense tras los bombardeos del 21 de junio contra las instalaciones nucleares iraníes en Fordow y Natanz. La retaliación de Irán, un ataque con misiles a la base estadounidense Al Udeid en Qatar el 23 de junio, que no dejó bajas ni daños significativos, escaló las tensiones antes de que Trump anunciara el fin de la llamada "guerra de 12 días". Según Reuters, Qatar jugó un rol clave en la mediación, con su primer ministro, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim Al Thani, persuadiendo a Teherán para aceptar el cese al fuego tras conversaciones con Trump y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
A pesar del anuncio, la situación dista de estar resuelta. Irán afirmó que el cese al fuego fue "impuesto al enemigo" tras su ataque a Qatar, mientras que su ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, negó un acuerdo formal, asegurando que Teherán detendría sus ataques solo si Israel hacía lo propio. Por su parte, Israel continuó bombardeos en Teherán hasta la madrugada del 24 de junio, matando al científico nuclear iraní Sedighi Saber, según Press TV, y cuatro personas murieron en Beersheba por misiles iraníes justo antes del cese. Esta confusión pone en duda la estabilidad del acuerdo y la urgencia del ultimátum estadounidense.
En América Latina, las reacciones al conflicto reflejan profundas divisiones. Argentina, alineada con Washington, respaldó los ataques a Irán, mientras que países del ALBA (como Cuba, Venezuela y Bolivia), junto a México, Colombia y Chile, condenaron los bombardeos como violaciones del derecho internacional, abogando por la diplomacia. Brasil, aunque crítico de la acción estadounidense, mantuvo una postura cautelosa, consciente de los riesgos económicos de un conflicto prolongado, como el aumento del precio del petróleo, que podría golpear su economía dependiente de importaciones energéticas.
La Asamblea de la OEA, originalmente centrada en temas como democracia y derechos humanos, se ha convertido en un escenario donde EE.UU. busca consolidar su influencia y aislar a Irán, mientras contrarresta la creciente presencia de China y Rusia en la región. Sin embargo, el cese al fuego, aunque frágil, podría reducir la presión inmediata sobre América Latina para tomar partido. Países históricamente neutrales, como Uruguay o Perú, podrían aprovechar esta pausa para reforzar su apuesta por la autonomía y el multilateralismo, evitando caer en la polarización que Washington parece fomentar.
El impacto económico sigue siendo una preocupación. Aunque los precios del crudo cayeron tras el anuncio del cese, la inestabilidad en Oriente Medio mantiene en vilo a economías latinoamericanas vulnerables a los vaivenes energéticos. La región, atrapada entre la presión externa y sus intereses internos, enfrenta un dilema: ¿aprovechar el cese al fuego para desmarcarse de las tensiones globales o prepararse para un nuevo capítulo de rivalidad entre grandes potencias?
La Asamblea de la OEA será un termómetro clave para medir si América Latina opta por la unidad en defensa de su soberanía o si las divisiones ideológicas profundizan la fractura regional. Por ahora, el cese al fuego ofrece un respiro, pero su fragilidad recuerda que la paz en Oriente Medio, y con ella la estabilidad global, pende de un hilo.
Análisis crítico: El ultimátum de EE.UU. a América Latina, emitido en un momento de máxima tensión, buscaba forzar una alineación que ignora la tradición de no intervención de muchos países de la región. El cese al fuego, aunque celebrado por Trump como un triunfo, parece más una tregua táctica que un acuerdo sólido, dado los ataques posteriores y las declaraciones encontradas. La mediación de Qatar destaca el papel de actores externos en un conflicto donde las potencias directamente involucradas (EE.UU., Israel, Irán) priorizan narrativas internas sobre la estabilidad regional. América Latina, lejos del teatro de operaciones, no tiene por qué aceptar el rol de peón en esta disputa, pero su capacidad para resistir presiones dependerá de una postura coordinada, algo difícil en un contexto de polarización interna.