Análisis: La venganza política contra Ernesto Zedillo tras sus críticas a la 4T
Esta venganza política tiene implicaciones graves, al recurrir a acusaciones infundadas, como las de Gutiérrez Priego, el gobierno de Sheinbaum arriesga su credibilidad.
CDMX.— La reciente ofensiva de la presidenta Claudia Sheinbaum y el partido Morena contra el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) no puede interpretarse sino como una venganza política clara y calculada. Las críticas de Zedillo a la Reforma Judicial impulsada por la Cuarta Transformación (4T), a los privilegios del expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y a las obras insignia del actual gobierno desataron una respuesta desproporcionada, caracterizada por acusaciones infundadas, oportunismo político y el uso de narrativas sensacionalistas. Este ensayo analiza cómo las acciones de Sheinbaum y Morena, respaldadas por pruebas débiles y motivaciones cuestionables, reflejan una estrategia de retaliación destinada a desacreditar a Zedillo y proteger la agenda de la 4T.
El detonante: Las críticas de Zedillo
Ernesto Zedillo, una figura que había mantenido un perfil bajo desde el fin de su mandato, emergió en 2025 como un crítico contundente de la 4T. En una entrevista con Nexos y un artículo en Letras Libres, calificó la Reforma Judicial —que permite la elección de jueces por voto popular— como un atentado contra la democracia, acusándola de politizar el Poder Judicial y abrir la puerta a un “régimen tiránico”. Además, propuso auditar obras como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles, comparándolas con el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), un episodio polémico de su gobierno. Estas declaraciones, aunque duras, eran un ejercicio legítimo de crítica política desde una perspectiva académica, pero tocaron fibras sensibles en un gobierno que percibe cualquier cuestionamiento como un ataque al proyecto de AMLO.
La respuesta desmedida de Sheinbaum
La reacción de Sheinbaum fue inmediata y agresiva. En su conferencia matutina del 29 de abril de 2025, acusó a Zedillo de ser un “vocero” de la oposición, cuestionando su autoridad moral por el Fobaproa, la crisis económica de 1994 y la masacre de Acteal. Dos días después, el 1 de mayo, escaló las acusaciones al pedir una investigación sobre supuestos vínculos de Zedillo y su familia con el crimen organizado, basándose en audios presentados por César Gutiérrez Priego, candidato al Poder Judicial e hijo del general Jesús Gutiérrez Rebollo, condenado por nexos con el narcotráfico. Esta acusación, carente de pruebas verificadas, marcó un punto de inflexión: lo que pudo haber sido un debate político se convirtió en un ataque personal.
Sheinbaum también pidió al Banco de México investigar la pensión vitalicia de 143 mil pesos mensuales que recibe Zedillo, sugiriendo conflictos de interés por su trabajo en Citigroup y Kansas City Southern, empresas beneficiadas durante su sexenio. Paralelamente, Morena en el Senado propuso una comisión especial para investigar el Fobaproa, un tema recurrente pero oportunamente resucitado tras las críticas de Zedillo. La coincidencia temporal y la intensidad de estas acciones apuntan a una estrategia coordinada para deslegitimar al expresidente.
Las pruebas débiles: El caso de Gutiérrez Priego
El pilar más frágil de esta ofensiva es la acusación de nexos con el crimen organizado, sustentada en los audios de César Gutiérrez Priego. Estos audios, supuestamente de 1996, carecen de autenticidad verificada, y su presentación en 2025, casi tres décadas después, resulta sospechosamente conveniente. Gutiérrez Priego, hijo de un general condenado por vínculos con el Cártel de Juárez, tiene un historial que cuestiona su credibilidad. Su candidatura al Poder Judicial bajo la Reforma Judicial de Morena sugiere un conflicto de intereses, ya que podría estar buscando notoriedad o favores políticos al alinearse con la narrativa de la 4T. La falta de detalles sobre el contenido de los audios, su calidad cuestionable y la ausencia de validación independiente refuerzan la percepción de que son una herramienta de difamación más que una prueba sólida.
El Fobaproa como arma política
La propuesta de Morena en el Senado para investigar el Fobaproa, aunque válida como tema de interés público, parece más un pretexto para atacar a Zedillo que una búsqueda genuina de justicia. El Fobaproa, creado para rescatar bancos tras la crisis de 1994, ha sido investigado previamente sin que se probaran irregularidades atribuibles directamente a Zedillo. Su resurgimiento en este contexto, justo tras las críticas del expresidente, indica un intento de explotar un episodio polémico para desviar la atención de los cuestionamientos a la 4T. Esta táctica encaja con la narrativa de Morena de culpar al “viejo régimen” neoliberal por los males de México, con Zedillo como un blanco ideal.
Motivaciones de la venganza
La ofensiva contra Zedillo responde a varias motivaciones. Primero, neutralizar a un crítico de peso cuya autoridad como expresidente y académico podría influir en el debate público sobre la Reforma Judicial, un pilar clave de la 4T. Segundo, desviar la atención de las críticas a las obras de AMLO y sus beneficios postpresidenciales, que Zedillo cuestionó en su carta del 30 de abril de 2025. Tercero, reforzar la narrativa de la 4T contra el neoliberalismo, presentando a Zedillo como un símbolo de corrupción para consolidar el apoyo de su base. La desproporción entre las críticas de Zedillo —centradas en política y gobernanza— y las acusaciones de Sheinbaum —que incluyen nexos con el crimen organizado— revela una intención de dañar su reputación más que de responder con argumentos.
Consecuencias y polarización
Esta venganza política tiene implicaciones graves. Al recurrir a acusaciones infundadas, como las de Gutiérrez Priego, el gobierno de Sheinbaum arriesga su credibilidad y refuerza la percepción de que la 4T utiliza la difamación como herramienta contra sus críticos. La polarización en México, ya aguda, se agrava cuando el debate público se reduce a ataques personales en lugar de discusiones sobre políticas como la Reforma Judicial. Además, reabrir casos como el Fobaproa o el de Gutiérrez Rebollo, sin pruebas nuevas, podría percibirse como una distracción de problemas actuales, como la inseguridad o la economía.
La ofensiva de Claudia Sheinbaum y Morena contra Ernesto Zedillo pone en entredicho la libertad de expresión en México, al enviar un mensaje implícito pero contundente: quienes se atrevan a criticar a la Cuarta Transformación enfrentarán una campaña de descrédito, respaldada por acusaciones sensacionalistas y pruebas dudosas, como los audios de César Gutiérrez Priego. Este patrón de retaliación, que combina ataques personales con la resurrección de controversias del pasado como el Fobaproa, sugiere que la 4T busca silenciar voces disidentes, erosionando el espacio para un debate democrático y advirtiendo a futuros críticos sobre las consecuencias de cuestionar su proyecto político.
Conclusión
La ofensiva de Claudia Sheinbaum y Morena contra Ernesto Zedillo es una venganza política evidente, desencadenada por sus críticas a la Reforma Judicial, a AMLO y a la 4T. Las acusaciones basadas en los dudosos audios de César Gutiérrez Priego, la resurrección oportunista del Fobaproa y los ataques a la pensión de Zedillo carecen de sustento sólido y reflejan una estrategia para desacreditar al expresidente. Esta retaliación no solo debilita el debate democrático, sino que expone las fragilidades de un gobierno que, ante la crítica, opta por la difamación en lugar del diálogo. En un México polarizado, esta venganza contra Zedillo es un recordatorio de los riesgos de priorizar la política sobre la verdad.