¿Arca de salvación o ilusión colectiva? El 'Noé ghanés' que desafía al fin del mundo en Navidad
Profeta ghanés construye ocho arcas ante anunciado diluvio global el 25 de diciembre
Ghana.- En las costas de Ghana, un hombre que se autodenomina Ebo Noah ha capturado la atención global con un proyecto tan bíblico como controvertido: la construcción de al menos ocho arcas de madera, inspiradas en la historia del Génesis. Tras once meses de labor incansable, el autoproclamado profeta asegura haber recibido una visión divina que predice un diluvio universal a partir del 25 de diciembre de 2025, un cataclismo que duraría tres años y borraría la humanidad pecadora de la faz de la Tierra. En un video viral que circula por redes como X y TikTok, se le ve supervisando estructuras rudimentarias capaces de albergar hasta 5.000 personas, mientras clama por “50 hombres fuertes” para botarlas al mar, evocando con precisión inquietante el relato del Antiguo Testamento.
El contexto no podría ser más oportuno —o irónico— en un mundo azotado por cambio climático y desastres reales, como las inundaciones que han golpeado África Occidental este año. Ebo Noah argumenta que los pecados modernos han roto el pacto divino del arcoíris, que prometía no más diluvios, y su iniciativa ha generado un torbellino de reacciones: apoyo fervoroso de fieles que ven en él al salvador moderno, y burlas masivas en redes, donde lo tildan de estafador o loco. Publicaciones en X lo comparan con raperos locales y memes apocalípticos, mientras expertos en meteorología y teólogos lo desmienten como un bulo sin base científica, recordando profecías fallidas como la de Harold Camping en 2011.
Pero más allá del espectáculo, este episodio invita a reflexionar sobre la perenne fascinación humana por el apocalipsis: en Ghana, donde la fe evangélica crece en un 30% anual según datos de Pew Research, figuras como Noah explotan ansiedades colectivas para unir comunidades o, quizá, recaudar fondos. Con solo 13 días para su “fin del mundo”, el verdadero diluvio podría ser el de escepticismo que lo arrasa; o, quién sabe, el de una lección sobre creencias en tiempos inciertos. Por ahora, las arcas flotan en tierra firme, y la Navidad promete más tormenta en las redes que en los cielos.



