Aseguran ametralladora calibre .50 y desmantelan 16 laboratorios clandestinos en Sinaloa
Todo el material asegurado fue trasladado al Ministerio Público de la FGR para iniciar las investigaciones correspondientes.
Culiacán, Sinaloa.— En un nuevo capítulo de la lucha contra el crimen organizado en Sinaloa, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado reportó un operativo en el poblado de La Pedrera, Culiacán, que resultó en el decomiso de una camioneta equipada con una ametralladora Browning calibre .50, un arma de alto poder típicamente reservada para conflictos bélicos. El hallazgo, realizado por elementos del Ejército durante patrullajes de rutina, pone en evidencia la escalada en el armamento utilizado por grupos criminales en la región. La SSP también anunció el desmantelamiento de 16 laboratorios clandestinos en los municipios de Culiacán, Cosalá y Elota.
El operativo, que contó con la participación coordinada de la Guardia Nacional, la Secretaría de Marina, la Fiscalía General de la República (FGR), la Fiscalía General del Estado (FGE) y la propia SSP, también dejó como saldo la incautación de dos vehículos, 57 cartuchos calibre .50 y 88 "ponchallantas". Estos dispositivos, diseñados para perforar neumáticos y obstaculizar persecuciones, son un indicador claro de las tácticas defensivas empleadas por las organizaciones delictivas. Todo el material asegurado fue trasladado al Ministerio Público de la FGR para iniciar las investigaciones correspondientes, aunque no se reportaron detenciones, un detalle que plantea interrogantes sobre la efectividad de estas acciones para desarticular redes criminales.
Paralelamente, la SSP anunció el desmantelamiento de 16 laboratorios clandestinos en los municipios de Culiacán, Cosalá y Elota, dedicados presuntamente a la producción de drogas sintéticas, como el fentanilo, cuya fabricación ha convertido a Sinaloa en un epicentro de preocupación internacional. Los sitios, localizados por personal militar, contenían sustancias químicas, una condensadora, bidones, tambos, tinas y utensilios diversos, elementos que reflejan la sofisticación y escala de estas operaciones ilícitas. Este golpe se suma a los esfuerzos recientes por frenar la producción de narcóticos en el estado, pero también subraya la persistencia de estas actividades en zonas rurales de difícil acceso.
Un contexto alarmante
El aseguramiento de una ametralladora calibre .50 no es un hecho aislado. Este tipo de armamento, capaz de perforar blindajes y derribar aeronaves, evidencia el nivel de militarización de los grupos delictivos en Sinaloa, un estado que, junto con Jalisco, ha sido señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como un centro clave de operaciones financieras vinculadas al tráfico de fentanilo. La presencia de este tipo de armas sugiere no solo una preparación para enfrentamientos con fuerzas de seguridad, sino también una posible intensificación de las pugnas internas entre facciones del crimen organizado, como el Cártel de Sinaloa, que sigue operando pese a las detenciones de sus líderes históricos.
El desmantelamiento de los 16 laboratorios, por su parte, pone el foco en la magnitud del problema del narcotráfico en Sinaloa. La producción de drogas sintéticas, más lucrativas y fáciles de fabricar que los narcóticos tradicionales, ha transformado el panorama del crimen organizado, generando una crisis de salud pública en Estados Unidos y tensiones diplomáticas con México. Sin embargo, la falta de información sobre detenciones o avances concretos en las investigaciones relacionadas con estos hallazgos levanta dudas sobre si estas acciones representan un golpe significativo o son apenas una contención temporal de un problema estructural.
Preguntas sin respuesta
Aunque los operativos muestran un esfuerzo conjunto de las autoridades, persisten preguntas críticas. ¿Por qué no se reportaron detenciones en La Pedrera, a pesar del hallazgo de un arsenal tan peligroso? ¿Qué medidas se están tomando para rastrear el origen de las armas y los insumos químicos encontrados? Y, más importante aún, ¿cómo planean las autoridades abordar las condiciones socioeconómicas que permiten que estas actividades ilícitas prosperen en comunidades marginadas como las de Culiacán, Cosalá y Elota?
Mientras Sinaloa sigue siendo un campo de batalla en la lucha contra el narcotráfico, los decomisos y desmantelamientos, aunque necesarios, parecen insuficientes para alterar el equilibrio de poder de las organizaciones criminales. La presencia de armamento pesado y laboratorios clandestinos no solo es un desafío para la seguridad pública, sino un recordatorio de la complejidad de un problema que trasciende fronteras y exige estrategias integrales, no solo reactivas.