Aumentan 224% homicidios en mandato de Rubén Rocha Moya en Sinaloa
El contexto de Sinaloa no es nuevo, pero sí alarmante. Desde hace décadas, el estado ha sido un bastión del narcotráfico, con el Cártel de Sinaloa como uno de los principales actores.
Culiacán.— En el primer trimestre de 2025, Sinaloa se ha convertido en un epicentro de violencia con un incremento del 224% en homicidios dolosos, al pasar de 124 casos en el mismo periodo de 2024 a 402, según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Este repunte, el más severo desde 2017, cuando se registraron 463 víctimas tras la extradición de Joaquín "El Chapo" Guzmán, expone una crisis de seguridad en el estado gobernado por Rubén Rocha Moya, del partido Morena, en medio de la feroz disputa entre las facciones de "Los Chapitos" y "Los Mayitos" por el control del Cártel de Sinaloa.
El 90% de las 402 víctimas fueron asesinadas con arma de fuego, un indicador claro de la naturaleza armada de los enfrentamientos que azotan principalmente municipios como Culiacán, Mazatlán y Ahome. Esta escalada ocurre pese a los operativos desplegados por las fuerzas armadas, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y las autoridades estatales, lo que pone en entredicho la efectividad de las estrategias de seguridad del gobierno morenista. En 2017, la extradición de "El Chapo" desató una reconfiguración violenta dentro del Cártel de Sinaloa, un patrón que parece repetirse hoy con la lucha entre los hijos de Guzmán Loera y los seguidores de Ismael "El Mayo" Zambada, quienes buscan consolidar su dominio sobre las rutas de narcotráfico en el Pacífico mexicano.
El contexto de Sinaloa no es nuevo, pero sí alarmante. Desde hace décadas, el estado ha sido un bastión del narcotráfico, con el Cártel de Sinaloa como uno de los principales actores del crimen organizado a nivel global. Sin embargo, la fragmentación interna tras la captura y extradición de líderes históricos ha generado una lucha de poder que se traduce en masacres, desapariciones y un clima de terror para la población. En 2023, por ejemplo, Sinaloa ya había registrado un aumento en delitos de alto impacto, pero los 402 homicidios del primer trimestre de 2025 superan cualquier precedente reciente, situando al estado como el quinto con mayor número de víctimas a nivel nacional, con el 6.5% del total de homicidios dolosos en México (7,267 casos).
La gestión de Rubén Rocha Moya enfrenta críticas crecientes. Desde su llegada al gobierno en noviembre de 2021, el morenista prometió combatir la inseguridad con una combinación de operativos federales y programas sociales para atacar las causas estructurales de la violencia, como la pobreza y la falta de oportunidades. Sin embargo, los resultados son magros. Según el SESNSP, los homicidios dolosos en Sinaloa no solo han aumentado en número, sino en brutalidad, con casos como el asesinato de familias enteras o cuerpos abandonados en vía pública, tácticas que buscan sembrar miedo y enviar mensajes entre grupos rivales. La ausencia de detenciones significativas de líderes de "Los Chapitos" o "Los Mayitos" refuerza la percepción de que el crimen organizado opera con impunidad.
A nivel local, los sinaloenses viven atrapados en la violencia. En Culiacán, epicentro de los enfrentamientos, los tiroteos y bloqueos carreteros son cada vez más frecuentes. Un ejemplo reciente ocurrió el 12 de marzo de 2025, cuando un enfrentamiento entre grupos armados dejó siete muertos en la colonia Infonavit Humaya, según reportes de la Fiscalía General del Estado. La sociedad civil, por su parte, ha exigido mayor transparencia sobre los operativos y resultados concretos, pero las autoridades estatales se han limitado a señalar que la violencia es un problema heredado y que requiere tiempo para resolverse.
El panorama se complica por la falta de datos específicos sobre el impacto de las políticas de seguridad. Aunque el gobierno de Rocha Moya ha destacado la presencia de la Guardia Nacional y el Ejército en Sinaloa, no se han publicado informes detallados sobre el número de armas decomisadas, células desarticuladas o avances en la reducción de la impunidad. Según el Índice de Paz México 2024, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, Sinaloa figura entre los estados con mayor deterioro en sus indicadores de seguridad, lo que contrasta con la narrativa oficial de avances progresivos.
La escalada de violencia en Sinaloa no es un fenómeno aislado, pero sí uno de los más graves. Mientras el país reporta una disminución del 5% en homicidios dolosos (de 7,160 a 6,799 en el primer trimestre de 2025), el caso sinaloense destaca como una excepción preocupante. La incapacidad para contener la lucha interna del Cártel de Sinaloa pone en evidencia los límites de la estrategia de seguridad del gobierno morenista, tanto a nivel estatal como federal. Sin una reorientación que combine inteligencia, desarme y prevención, Sinaloa seguirá siendo un polvorín donde la población paga el costo de una guerra que no parece tener fin.