¡Ay, Pepín! El hermano de AMLO y sus ranchos: De la austeridad republicana a la granja de los millones
José Ramiro, hermano de AMLO y secretario de Gobierno de Tabasco, reportó en mayo 2025 un patrimonio de 13 predios y 694 cabezas de ganado valuado en más de 20 millones de pesos
Tabasco.- Ah, José Ramiro López Obrador, o como le dicen cariñosamente (o no tanto), “Pepín”. El hermano del mismísimo Andrés Manuel, ese que prometió vivir en “justa medianía” y acabar con la corrupción. Pero resulta que mientras AMLO predicaba con el ejemplo de no tener reloj ni celular, Pepín andaba comprando ranchos como si fueran tamales en el tianguis. ¡Y no uno, ni dos, sino 13! Sí, 13 ranchos, casi 700 cabezas de ganado y un patrimonio que, según él, es “fruto del esfuerzo”. Claro, el esfuerzo de tener un hermano presidente, porque de otra manera, ¿de dónde salió tanto dinero?
En el video que circula por X, Pepín se defiende como puede. Le preguntan si acaso no compró esos ranchos durante el sexenio de su hermano, y el hombre, con cara de quien acaba de pisar un charco, responde: “No, sí, seguramente sí, pues él era... a ver, a ver, déjame que yo haga cuentas”. ¡Ay, Pepín! ¿Cuentas? ¿Desde cuándo los López Obrador son buenos con las matemáticas? Después, como si recordara que está en cámara, intenta corregirse: “No, no, yo adquirí la primera tierra en el 2010”. Claro, en el 2010, cuando AMLO todavía era un simple mortal y no el mesías de la 4T. Pero esperen ¿no fue también en el 2010 cuando AMLO ya era una figura política poderosa? Coincidencias, dirán algunos. Corrupción, dirán otros. Y yo, que no soy nadie, solo me río.
Lo mejor de todo es que Pepín asegura que sus propiedades son “chicas”. Chicas, dice. Casi 7 millones de pesos pagados de contado, según los documentos. ¿Y de dónde salió tanto efectivo? Ah, eso no lo aclara. Dice que no ha hecho “esas cuentas”. ¡Qué casualidad! Porque hacer cuentas es lo que menos le gusta a esta familia. Prefieren que sean los periodistas, como el pobre Audelino Macario, quien tuvo que sacar a la luz esta joya de declaración patrimonial, el que haga el trabajo sucio.
Y para rematar, Pepín culpa a los “poderosos” de atacarlo. ¿Los poderosos? ¿Qué poderosos? ¿Los mismos que según AMLO controlan todo? ¿O los poderosos que ahora son los López Obrador? Porque, vamos, si alguien tiene poder en Tabasco, es Pepín, que de ser un simple ranchero (según él) pasó a ser secretario de Gobierno. Y no, no es por merito propio, sino porque, como dice el refrán, “dime con quién andas y te diré quién eres”. O en este caso, “dime quién es tu hermano y te diré cuánto vales”.
En resumen, mientras AMLO nos vendía el cuento de la austeridad, Pepín andaba jugando a ser terrateniente. Y lo peor no es que tenga ranchos, sino que nos tome por tontos. Porque, vamos, si eso es “fruto del esfuerzo”, entonces yo soy Elon Musk. Pero no se preocupen, mexicanos, que Pepín está tranquilo. Tranquilo como un pez en el agua, o mejor dicho, como un pez en el lodazal de la impunidad. ¿Y qué podemos hacer? Nada, solo reírnos y esperar que, algún día, alguien les cobre la cuenta. Porque, al final, las mentiras tienen patas cortas, pero los ranchos, esos sí que son grandes.