Banxico entrega migajas: 18 mil millones de pesos que no rescatan las finanzas públicas
Los 17,994.8 millones de pesos de Banxico son una nota positiva en un año fiscal complicado, pero su impacto es más simbólico que transformador
CDMX.- El Banco de México (Banxico) anunció que transferirá al gobierno federal 17,994.8 millones de pesos como remanente de operación correspondiente al ejercicio fiscal 2024, el primero desde 2016. Sin embargo, esta cifra, publicada el 28 de abril de 2025, está lejos de ser el salvavidas que el gobierno esperaba para enfrentar un déficit fiscal creciente y las demandas de programas sociales. En un contexto de presiones económicas y expectativas infladas, el monto resulta insignificante, lo que plantea preguntas sobre las prioridades de Banxico y la capacidad del gobierno para manejar una economía en aprietos.
Un remanente esperado, pero decepcionante
De acuerdo con los estados financieros auditados de Banxico, el banco central registró un resultado neto de 836,766.8 millones de pesos en 2024, impulsado por la depreciación del peso del 22.5% frente al dólar. Este movimiento cambiario elevó el valor en pesos de las reservas internacionales, que pasaron de 212,761 millones de dólares al cierre de 2023 a 225,828 millones en 2024. Sin embargo, tras destinar 737,539.8 millones de pesos a cubrir pérdidas acumuladas de años anteriores—cuando la apreciación del peso generó déficits, como los 440,016 millones de 2023—, solo quedó una fracción para el gobierno.
Las expectativas eran mucho más altas. Banamex proyectaba un remanente de 110,000 millones de pesos (0.3% del PIB), mientras que Ernesto Revilla, economista jefe de Citi para América Latina, estimaba hasta 360,000 millones (1% del PIB). La brecha entre estas proyecciones y la realidad ha desatado críticas. Gerardo Esquivel, exsubgobernador de Banxico, señaló en X que los 18,000 millones son “una cantidad muy pequeña comparada con lo que algunos analistas estimaban”, sugiriendo que el banco priorizó fortalecer su capital sobre aliviar las finanzas públicas.
Contexto: Una gota en el desierto fiscal
Para dimensionar el impacto de este remanente, hay que mirar el panorama fiscal de México. El presupuesto federal de 2025 proyecta un déficit del 4.5% del PIB, uno de los más altos en décadas, alimentado por programas sociales y proyectos de infraestructura de la administración saliente de Andrés Manuel López Obrador. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) calcula que será necesario recortar el gasto programable en 833,600 millones de pesos para reducir el déficit a 4.2%. En este escenario, los 18,000 millones de pesos son casi irrelevantes: apenas 0.05% del PIB o, como ironizó un usuario en X, “ni para comprar chicles”.
La última vez que Banxico entregó remanentes fue en 2016, bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, con 321,653 millones de pesos (1.5% del PIB), gracias a una depreciación del peso del 16.12%. Desde entonces, la fortaleza del peso, celebrada como signo de estabilidad, generó pérdidas para Banxico: 743 millones en 2021, 340,024 millones en 2022 y 440,016 millones en 2023. La depreciación de 2024 revirtió esta tendencia, pero las pérdidas previas limitaron el monto disponible.
Análisis crítico: ¿Prudencia o indiferencia fiscal?
La decisión de Banxico de destinar la mayor parte de su superávit de 2024 a cubrir pérdidas pasadas responde a su obligación legal, según el artículo 55 de su ley orgánica, que prioriza la cobertura de déficits y el fortalecimiento de reservas antes de transferir remanentes a la SHCP. Esta cautela garantiza la estabilidad financiera del banco, crucial para mantener la credibilidad en su meta de controlar la inflación, proyectada en 4.7% para finales de 2024 y 3% para el cuarto trimestre de 2025. Sin embargo, críticos argumentan que esta postura conservadora deja al gobierno en una posición vulnerable, especialmente cuando la administración de Claudia Sheinbaum busca sostener el gasto social mientras calma a inversionistas preocupados por la sostenibilidad de la deuda.
Por ley, la SHCP debe destinar al menos 70% del remanente (unos 12,600 millones de pesos) a reducir deuda o financiar el déficit, y el 30% restante (5,400 millones) a fondos de estabilización o activos financieros. Aunque esto podría mejorar marginalmente la percepción de la salud fiscal, es poco probable que impresione a las calificadoras o inversionistas, que enfrentan un costo proyectado de 1.38 billones de pesos para el servicio de la deuda en 2025.
Algunos cuestionan la opacidad y el momento de los cálculos de Banxico. La autonomía del banco, pilar de su mandato, ha generado fricciones con expectativas políticas. En 2020, López Obrador pidió un adelanto de remanentes, solicitud que Banxico rechazó por ilegal, evidenciando tensiones. Publicaciones en X, como la de @LuisGonzali, que elogia la disciplina legal de Banxico, contrastan con comentarios como el de @GerardoFloresR, que sarcásticamente lamenta la decepción de Hacienda.
Implicaciones económicas: Un alivio simbólico
El remanente llega en un momento de debilidad económica, con Banxico proyectando un crecimiento de 1.8% para 2024 y 1.2% para 2025, por debajo de estimaciones previas. Riesgos externos, como posibles aranceles de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, añaden incertidumbre. La volatilidad del peso, que alcanzó 20.37 por dólar en noviembre de 2024, podría generar remanentes futuros si la depreciación continúa, pero también elevaría los costos de importaciones y la inflación, afectando a las familias.
Para el gobierno de Sheinbaum, los 18,000 millones ofrecen poco margen de maniobra. El presupuesto de 2025 ya recorta el gasto en ministerios clave—Sedena en 43.8%, Semarnat en 39.4% y Salud en 34%—para priorizar la consolidación fiscal. Aunque las remesas, que alcanzaron un récord de 43,027 millones de dólares en los primeros ocho meses de 2024, son un soporte, no sustituyen reformas fiscales estructurales. Las irregularidades por 51,000 millones de pesos detectadas por la Auditoría Superior de la Federación en 2023 refuerzan la necesidad de un gasto más disciplinado, poniendo en duda la capacidad del gobierno para aprovechar incluso pequeñas inyecciones como este remanente.
Conclusión: Un gesto que no cambia el juego
Los 17,994.8 millones de pesos de Banxico son una nota positiva en un año fiscal complicado, pero su impacto es más simbólico que transformador. Marcan el retorno del banco a la rentabilidad tras años de pérdidas, pero no alcanzan para enfrentar los problemas estructurales de México. Mientras el gobierno lidia con un presupuesto ajustado, riesgos externos y la vigilancia de los mercados, este remanente es un recordatorio de los límites de la política monetaria para resolver desafíos fiscales. Si la prudencia de Banxico resultará acertada o excesivamente cautelosa dependerá de cómo México enfrente las tormentas económicas que se avecinan.