Batea Senado 56 magistrados electorales de 30 estados del país afines a Morena
Con gritos de “¡Sí se pudo, sí se pudo!” resonando en el pleno, los senadores opositores celebraron lo que consideraron una victoria: el oficialismo no logró reunir la mayoría calificada.
CDMX.- En una sesión marcada por la tensión y el enfrentamiento político, el Senado de la República vivió este martes un nuevo capítulo de la pugna entre Morena y la oposición. Con gritos de “¡Sí se pudo, sí se pudo!” resonando en el pleno, los senadores opositores celebraron lo que consideraron una victoria: el oficialismo no logró reunir la mayoría calificada necesaria para aprobar el nombramiento de 56 magistrados electorales estatales afines a Morena y que corresponden a 30 entidades federativas. El conteo final dejó en claro la división: 72 votos a favor de los senadores oficialistas, 38 en contra por parte de la oposición y dos abstenciones. “No se reúnen las dos terceras partes”, sentenció Verónica Camino, secretaria de la Mesa Directiva, confirmando el fracaso de la propuesta.
El trasfondo de este resultado no es menor. La lista de los 56 aspirantes, elaborada por la Junta de Coordinación Política (Jucopo) bajo la batuta del coordinador morenista Adán Augusto López Hernández, fue blanco de duras críticas por parte de la oposición, que denunció irregularidades en el proceso y cuestionó la idoneidad de algunos candidatos. Desde el PAN, Ricardo Anaya, coordinador de la bancada, no escatimó en calificativos: “Lo que nosotros queremos denunciar es que este proceso es un absoluto cochinero”. Para Anaya, el intento de Morena de imponer a estos magistrados no es solo un tropiezo administrativo, sino una maniobra deliberada para “quedarse con el control total y absoluto de los tribunales electorales”. Su argumento apunta a un temor mayor: el riesgo de un retroceso a las épocas de fraudes electorales, donde las impugnaciones de candidatos podrían ser ignoradas por tribunales sesgados.
Las acusaciones de Anaya no se quedaron en el aire. En el pleno, senadores del PAN señalaron que varios de los perfiles propuestos no cumplían con los requisitos de experiencia profesional establecidos por la ley, aunque no se presentaron pruebas específicas en el momento. Este señalamiento, sin embargo, pone en entredicho la transparencia del proceso de selección y la actuación de la Jucopo, que, según la oposición, actuó más como un brazo ejecutor de Morena que como un órgano imparcial.
Por su parte, Clemente Castañeda, coordinador de Movimiento Ciudadano, aportó otra capa de crítica al debate. “Muchos me han preguntado qué pasó en la Junta de Coordinación Política cuando vimos este tema, la verdad que no pasó absolutamente nada”, afirmó con un tono de frustración. Según Castañeda, Morena llegó con una lista cerrada, sin espacio para el diálogo ni para revisar si los aspirantes cumplían con criterios básicos como la paridad de género o la idoneidad profesional. “Presentó su lista, dijo: este es el acuerdo que vamos a someter a votación, y no hay margen”, relató, dejando entrever un proceso opaco y unilateral que, a su juicio, mina la legitimidad de la propuesta.
El resultado de esta votación no solo refleja la polarización en el Senado, sino que también expone las fisuras en la estrategia de Morena y sus aliados para consolidar su influencia en los órganos electorales. La necesidad de una mayoría calificada —dos terceras partes de los votos— se convirtió en un muro infranqueable, al menos por ahora, gracias a la resistencia de una oposición que, aunque minoritaria, supo capitalizar su cohesión. Sin embargo, el debate está lejos de cerrarse. La oposición advierte que este episodio es solo una muestra de lo que consideran un plan más amplio del oficialismo para controlar las instituciones democráticas, mientras que Morena podría argumentar que se trata de un paso necesario para renovar y fortalecer los tribunales electorales.
Lo cierto es que este choque deja preguntas abiertas: ¿Qué tan riguroso fue el filtro para seleccionar a los aspirantes? ¿Hasta qué punto la Jucopo, dominada por Morena, priorizó lealtades políticas sobre méritos profesionales? Y, más importante aún, ¿qué implicaciones tendrá este revés para la confianza en el sistema electoral rumbo a futuros comicios? Por ahora, el “¡Sí se pudo!” de la oposición resuena como un eco de resistencia, pero el pulso por el control de los tribunales electorales apenas comienza.