Bomba del CJNG cobra la vida de seis militares: ¿Se acabarán los “abrazos, no balazos” con Sheinbaum?
Este ataque ocurre en un contexto crítico para el gobierno de Sheinbaum, quien heredó un país donde la estrategia de “abrazos, no balazos” de AMLO fue incapaz de contener al crimen organizado.
Jalisco.- Un nuevo golpe del narcotráfico sacudió a México este martes, cuando seis militares murieron al detonar un explosivo artesanal en una zona limítrofe entre Jalisco y Michoacán. El ataque, perpetrado en un área controlada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), expone la fragilidad de la seguridad en regiones asediadas por el crimen organizado y pone a prueba el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo el 1 de octubre de 2024 tras la gestión de Andrés Manuel López Obrador.
El incidente ocurrió mientras el grupo militar “Murciélagos” realizaba un operativo en Santa María del Oro, Jalisco, con el objetivo de desmantelar un centro de operaciones del CJNG. Fuentes locales, revelaron que el cártel operaba en la zona con un arsenal que incluía una ametralladora Minigun, un arma de alto calibre que refleja el nivel de militarización de estos grupos. Cuando el convoy militar transitaba por una brecha, los criminales activaron el explosivo, dejando un saldo trágico. En respuesta, seis aviones Texan y cuatro helicópteros fueron enviados para apoyar a las fuerzas terrestres, un esfuerzo que no pudo evitar la pérdida de vidas.
El CJNG, surgido en 2010 como una escisión del Cártel de Sinaloa, es hoy una de las organizaciones criminales más poderosas de México. Según datos, opera en 23 estados y controla más de 100 laboratorios de metanfetaminas, generando ingresos anuales estimados en 12.6 mil millones de dólares por cocaína y metanfetaminas. En Jalisco y Michoacán, su expansión ha desencadenado una guerra territorial con grupos como Los Viagras y La Familia Michoacana, dejando a comunidades enteras atrapadas en la violencia. El cártel también ha desafiado directamente al Estado, en los últimos años ha amenazado a altos funcionarios, incluyendo al exgobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y al propio López Obrador, según un informe del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de febrero de 2025.
Este ataque ocurre en un contexto crítico para el gobierno de Sheinbaum, quien heredó un país donde la estrategia de “abrazos, no balazos” de López Obrador fue ampliamente criticada por su incapacidad para contener al crimen organizado. Durante su sexenio, el CJNG fortaleció su control sobre rutas clave para el tráfico de fentanilo y metanfetaminas hacia Estados Unidos, mientras la violencia en estados como Michoacán y Jalisco se disparó. En abril de 2024, habitantes de Santa María del Oro ya habían exigido mayor presencia militar tras ataques del CJNG en al menos 10 localidades. Ahora, con Sheinbaum al mando, la pregunta es si su administración optará por un cambio de rumbo o seguirá el mismo camino de su antecesor.
La muerte de estos seis militares no es solo una tragedia humana, sino un recordatorio del desafío monumental que enfrenta México. Las comunidades de Jalisco y Michoacán siguen clamando por seguridad, mientras el CJNG se fortalece. Sheinbaum, quien durante su campaña prometió atender las causas de la violencia sin descuidar la acción directa, tiene ahora una prueba de fuego: ¿podrá frenar al narco donde otros han fallado, o será este el inicio de otro sexenio de promesas incumplidas?