Calificación BBB de México: Una Alarma Silenciosa para la Inversión en un Entorno de Riesgos Comerciales
DBRS y KBRA señalaron que el aumento de aranceles, particularmente en el marco de las políticas comerciales de E.E.U.U, representa un riesgo significativo para el crecimiento económico de México
CDMX.- La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) celebró la ratificación de la calificación crediticia de la deuda soberana de México en nivel de inversión por parte de DBRS Morningstar y Kroll Bond Rating Agency (KBRA), sumando ocho agencias que respaldan esta categoría. Ambas calificadoras, con sede en Estados Unidos, asignaron una nota de BBB con perspectiva estable a la deuda a largo plazo del gobierno federal, según un comunicado emitido el viernes. Sin embargo, detrás de este logro, las advertencias sobre riesgos comerciales y la dependencia de factores externos invitan a un análisis más profundo.
La SHCP destacó que estas ratificaciones refuerzan la capacidad de México para acceder a los mercados financieros nacionales e internacionales en condiciones favorables. Además, reafirmó el compromiso del gobierno con la estabilidad macroeconómica y una trayectoria sostenible de la deuda pública. No obstante, el contexto económico global y las señales de las propias calificadoras matizan el optimismo oficial.
DBRS y KBRA señalaron que el aumento de aranceles, particularmente en el marco de las políticas comerciales de Estados Unidos, representa un riesgo significativo para el crecimiento económico de México. Este punto es crucial, dado que Estados Unidos absorbe cerca del 80% de las exportaciones mexicanas, según datos del INEGI. La posible imposición de medidas proteccionistas por parte de la administración estadounidense, especialmente tras el cambio de gobierno en 2025, podría afectar la competitividad de México, cuya economía depende en gran medida del comercio exterior.
A pesar de estos riesgos, las calificadoras reconocen fortalezas que amortiguan las vulnerabilidades. KBRA destacó la resiliencia de la economía mexicana, apuntalada por un régimen de tipo de cambio flexible y la integración económica con Norteamérica a través del T-MEC, cuya revisión está programada para 2026. Este tratado, que regula el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, ha sido un pilar para atraer inversión extranjera directa, la cual alcanzó 20,313 millones de dólares en el primer semestre de 2024, según la Secretaría de Economía. DBRS, por su parte, subrayó la solidez de las reservas internacionales, que al cierre de abril de 2025 se situaban en 239,000 millones de dólares, según el Banco de México, así como el acceso a una línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional por 36,000 millones de dólares.
Sin embargo, el panorama no está exento de críticas. La narrativa oficial de la SHCP omite mencionar los desafíos internos que podrían complicar la sostenibilidad fiscal, como el elevado déficit público proyectado para 2025 (cerca del 5.9% del PIB, según el Paquete Económico) y la presión sobre las finanzas públicas derivada de proyectos prioritarios del gobierno. Además, la dependencia del T-MEC como factor de estabilidad podría volverse un arma de doble filo si las negociaciones de 2026 no favorecen los intereses mexicanos, especialmente en un contexto de creciente proteccionismo global.
Aunque la ratificación del grado de inversión es una señal positiva, México enfrenta un entorno económico complejo donde los riesgos externos, como los aranceles, y las limitaciones internas, como el manejo del déficit, exigen una estrategia fiscal y comercial más robusta. La resiliencia destacada por las calificadoras es real, pero no debe traducirse en complacencia. La revisión del T-MEC en 2026 será un momento decisivo para consolidar la posición de México en la economía global, siempre que se aborden con pragmatismo los desafíos internos y externos.