Chuy Lizárraga canta a agricultores en bloqueo carretero durante paro nacional del campo
El gesto del cantante ocurre mientras productores exigen precios justos para el maíz y el sorgo, rechazando la oferta gubernamental de 6,050 pesos por tonelada
Michoacán.- En medio de un paro nacional de agricultores que ha paralizado carreteras en al menos 17 estados, el cantante de banda Chuy Lizárraga se convirtió en protagonista inesperado de un momento viral. Atascado en un bloqueo carretero, lejos de mostrar molestia, el artista decidió bajarse de su vehículo, platicar con los manifestantes y, finalmente, regalarles una canción. La escena, captada en video y difundida ampliamente, muestra a Lizárraga cantando “La Rosa de los Vientos” mientras los productores rurales, en su mayoría hombres de sombrero y chamarra, lo rodean con celulares en mano, aplaudiendo y grabando el momento.
El gesto, sin duda, alivia la tensión de una jornada marcada por la frustración. Los agricultores, organizados por el Movimiento Agrícola Campesino (MAC) y la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), exigen precios justos para el maíz y el sorgo, rechazando la propuesta gubernamental de 6,050 pesos por tonelada, que consideran una “burla”. Sin embargo, el episodio con Lizárraga plantea una pregunta incómoda: ¿es este un acto de solidaridad genuina o una distracción momentánea de una crisis estructural que lleva años sin resolverse?
Lizárraga, oriundo de Sinaloa y con una carrera consolidada en la música de banda, no es ajeno al campo mexicano. Su presencia en el bloqueo podría interpretarse como un gesto de empatía hacia un sector que, pese a ser el motor de la economía nacional, vive en condiciones precarias. Pero también resalta la ausencia de respuestas concretas por parte del gobierno. Mientras los productores bloquean vialidades en estados como Chihuahua, Michoacán y Zacatecas, la administración federal parece más ocupada en negociar cifras que en abordar las causas profundas del abandono al campo.
El video, que circula en redes sociales, genera reacciones encontradas. Algunos lo ven como un rayo de esperanza en un contexto de descontento; otros lo critican por desviar la atención de la gravedad de la protesta. Lo cierto es que, mientras Lizárraga canta, los agricultores siguen atrapados en un ciclo de promesas incumplidas. Y aunque el aplauso sea sincero, el verdadero desafío no está en las notas de una canción, sino en garantizar que el campo mexicano no siga siendo el gran ausente de la agenda nacional.



