Condolencias de Sheinbaum por la tragedia del Festival AXE: promesas de justicia, revisión de concesión y un manto de opacidad administrativa
El Parque Bicentenario, un espacio recuperado tras el abandono de la antigua refinería de Azcapotzalco, ha operado bajo un esquema de concesiones que la mandataria describió con cierta ambigüedad.
CDMX.- En su conferencia matutina de este lunes, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó sus condolencias por la muerte de los dos jóvenes fotógrafos, Berenice Giles y Miguel Hernández, durante el festival “Axe Ceremonia” el pasado sábado 5 de abril en el Parque Bicentenario de la Ciudad de México: “Lamentamos y enviamos nuestra solidaridad a los familiares de las personas que perdieron la vida en este accidente”. Sin embargo, más allá de las palabras de empatía, sus declaraciones dejaron entrever una postura que busca deslindar responsabilidades inmediatas mientras apunta a una revisión más amplia. Sheinbaum no dudó en señalar que “no habrá impunidad” y ordenó una investigación exhaustiva, pero sus comentarios también revelaron un trasfondo de opacidad administrativa que podría ser clave en esta tragedia.
El Parque Bicentenario, un espacio recuperado tras el abandono de la antigua refinería de Azcapotzalco, ha operado bajo un esquema de concesiones que la propia mandataria describió con cierta ambigüedad. Según explicó, el parque estuvo concesionado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) durante años, pero antes de que terminara el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018), esa concesión fue transferida al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN). Ahora, Sheinbaum ha instruido a Edna Vega, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), a revisar si dicho esquema debe mantenerse o si el gobierno federal debería retomar el control directo del recinto. “Por las condiciones en que se dio esta concesión, ayer le pedí a Edna Vega que de inmediato se ponga a revisar”, afirmó. La pregunta que surge es inevitable: ¿por qué no se había hecho esta revisión antes, considerando que el parque ha albergado eventos masivos como el Axe Ceremonia en el pasado?
Pero la responsabilidad no recae solo en el ámbito federal. La presidenta también señaló a la alcaldía Miguel Hidalgo, gobernada por la oposición, como un actor que debe rendir cuentas. “Aunque sea una concesión federal, quien da la autorización de eventos son las alcaldías. Hay que ver ahí qué pasó”, dijo. Este comentario abre la puerta a un posible cruce de acusaciones entre instancias de gobierno, pero también subraya una realidad preocupante: la falta de coordinación y supervisión efectiva en la organización de eventos de esta magnitud. ¿Quién verificó la instalación de los elementos decorativos? ¿Hubo inspecciones previas por parte de la alcaldía o de los organizadores? Hasta ahora, las respuestas brillan por su ausencia.
El accidente, que ocurrió el sábado por la noche, llevó a la suspensión del segundo día del festival el domingo 6 de abril, cuando autoridades capitalinas colocaron sellos de “suspensión de actividades” en los accesos al Parque Bicentenario. Ese mismo día, amigos, colegas y reporteros se congregaron en el lugar para exigir justicia por Berenice y Miguel, dejando veladoras y flores en un gesto que contrasta con la frialdad burocrática de las primeras reacciones oficiales. La imagen de un hombre depositando flores en la entrada, capturada por la fotógrafa Ginnette Riquelme para AP, resume el duelo colectivo que ha comenzado a movilizarse.
Sheinbaum insistió en que se investigará cómo estaba colocado el equipo que colapsó, pero este anuncio, aunque necesario, llega tarde para las víctimas y sus familias. La tragedia pone sobre la mesa un problema estructural: la regulación laxa de eventos masivos en México, donde la prioridad parece ser la rentabilidad sobre la seguridad. El Axe Ceremonia, un festival que atrae a miles de asistentes, no es un caso aislado; incidentes similares han ocurrido en otros eventos, como el colapso de una estructura en el festival Corona Capital en 2019, que por fortuna no dejó víctimas fatales. ¿Qué tan rigurosos son los protocolos de seguridad en estos espacios? ¿Quién asume la responsabilidad cuando fallan?
Por ahora, el Parque Bicentenario permanece clausurado, y las autoridades prometen respuestas. Sin embargo, la historia de este caso sugiere que el camino hacia la justicia podría diluirse entre revisiones administrativas, señalamientos cruzados y la falta de una rendición de cuentas clara. Mientras tanto, el gremio periodístico y fotográfico llora a dos de los suyos, y la sociedad mexicana se pregunta cuántas tragedias más serán necesarias para que la seguridad deje de ser una promesa y se convierta en una garantía.