Congreso sin siestas: Senadora Ávalos quiere acabar con legisladores dormilones y distraídos
La iniciativa, turnada al Senado, incluye revocación de cargo en caso de reincidencia
CDMX.- En un país donde la imagen de legisladores dormidos o distraídos ha generado burlas y críticas recurrentes, la senadora priista Anabel Ávalos Zempoalteca presentó una iniciativa que busca sacudir la comodidad del Congreso mexicano. La propuesta, turnada esta semana al Senado, sugiere descuentos en la dieta de los legisladores que falten sin justificación o sean sorprendidos en actividades ajenas durante las sesiones, como ver pornografía —un caso que aún resuena desde 2022, cuando un diputado fue suspendido por ello—. En caso de reincidencia, se plantea revocarles el cargo, una medida que eleva la apuesta a nivel constitucional.
El timing no es casual. A pocos días de su primer informe legislativo, donde destacó 59 iniciativas, incluyendo medidas para permisos laborales a padres de hijos con enfermedades graves y protecciones para trabajadoras y migrantes, Ávalos busca posicionarse como una voz reformista. Sin embargo, la idea choca con la realidad: ¿es realista sancionar a un grupo que históricamente ha operado con impunidad? La iniciativa, aunque bienintencionada, podría tropezar con resistencias internas o diluirse en trámites burocráticos, como ha ocurrido con reformas similares. Además, plantea dudas sobre su viabilidad: ¿quién supervisará y cómo se probará la “falta” sin caer en abusos de poder?
Internacionalmente, algunos cuerpos legislativos, como el Senado de California, clasifican las sanciones por su gravedad, mientras que otros, como la Cámara de Representantes de Nuevo México, definen motivos específicos para la expulsión o censura, proporcionando un contexto comparativo para la iniciativa de Ávalos. Sin embargo, en México, donde la desaprobación hacia los legisladores supera el 60% debido a percepciones de ineficiencia y corrupción, la propuesta enfrenta un desafío mayor si no se acompaña de mecanismos claros de ejecución. Mientras tanto, las imágenes virales de legisladores en apuros seguirán siendo un espejo incómodo para un sistema que urge renovarse.




