Análisis: Agencias de EU presumen desmantelamiento de narco-laboratorios en Sinaloa; Sheinbaum niega intervención extranjera; Embajada matiza operativo
El pasado 14 de mayo, ICE publicó en su cuenta oficial de X un comunicado celebrando el éxito de una operación liderada por su unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI).
CDMX.— Una operación conjunta entre agencias de Estados Unidos y México para desmantelar tres laboratorios clandestinos de drogas sintéticas en Sinaloa desató una controversia diplomática que expone las tensiones entre ambos países en la lucha contra el narcotráfico. Mientras la agencia estadounidense ICE (Inmigración y Control de Aduanas) presume su participación activa en el operativo, la presidenta Claudia Sheinbaum niega tajantemente cualquier intervención extranjera en territorio mexicano, avivando las dudas sobre la transparencia y colaboración bilateral. La difusión de imágenes por parte de las autoridades estadounidenses, que muestran a agentes armados y laboratorios en plena actividad, ha complicado aún más el panorama, generando reacciones encontradas y un intento de la Embajada de Estados Unidos por calmar las aguas.
El pasado 14 de mayo, ICE publicó en su cuenta oficial de X un comunicado celebrando el éxito de una operación liderada por su unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), en colaboración con la Fiscalía General de la República (FGR), la Agencia de Investigación Criminal (AIC), la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y la Secretaría de Marina (MARINA) de México. Según ICE, el operativo desmanteló tres laboratorios de gran escala en Sinaloa, confiscando narcóticos y precursores químicos provenientes de China, un golpe directo a las operaciones del Cártel de Sinaloa. Las imágenes compartidas por ICE muestran a agentes fuertemente armados en equipo táctico y a personal en trajes hazmat manipulando sustancias en barriles, dejando entrever una participación activa de Estados Unidos en suelo mexicano.
Sin embargo, la reacción de la presidenta Sheinbaum no se hizo esperar. En una declaración contundente, la mandataria rechazó de plano la participación de agentes estadounidenses en el operativo, asegurando que “desde hace años” no se permite la intervención de fuerzas extranjeras en México. Sheinbaum calificó una de las fotos difundidas como “falsa” y afirmó desconocer su origen, sugiriendo que las agencias estadounidenses están “molestas” por las nuevas restricciones impuestas por su gobierno. Esta postura refleja una política de soberanía que se endureció tras el arresto del general Salvador Cienfuegos en 2020, cuando México aprobó leyes que obligan a agentes extranjeros, como los de la DEA, a registrarse y reportar sus hallazgos al gobierno mexicano, una medida que ha generado profunda desconfianza entre ambas naciones.
La narrativa de Sheinbaum, sin embargo, choca con la realidad operativa. Fuentes como el Wilson Center han señalado que estas restricciones han hecho que la colaboración entre México y Estados Unidos sea más complicada, al punto de que agencias como la DEA evitan compartir información sensible con sus contrapartes mexicanas por temor a filtraciones o falta de reciprocidad. Esta desconfianza no es nueva: el Cártel de Sinaloa, que según la DEA es la organización criminal con mayor impacto en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, ha operado históricamente con impunidad en regiones como Sinaloa, donde la producción de metanfetaminas ha crecido un 50% desde 2020, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). La falta de transparencia del gobierno mexicano, sumada a las negativas de líderes como Andrés Manuel López Obrador sobre la existencia de narco-laboratorios, ha alimentado el escepticismo público.
La controversia escaló cuando en una emisión radiofónica, se dio a conocer un comunicado de la Embajada de Estados Unidos en México que buscaba matizar la situación. En una nota informativa, la Embajada aclaró que no hubo agentes de Fuerzas Especiales estadounidenses en el operativo y que este fue liderado por la FGR-AIC, con apoyo logístico de ICE HSI. Además, enfatizó que la operación se enmarca en el programa de Entrenamiento de Ejercicios Combinados Conjuntos (JCET), que garantiza la independencia de las fuerzas mexicanas. Sin embargo, esta explicación no convenció a todos. Algunos en redes sociales acusaron desinformación, mientras que otros, señalaron que ni la Embajada ni el gobierno mexicano admitirían públicamente una operación que viole la soberanía nacional, aunque esta haya ocurrido.
El trasfondo de esta disputa revela un dilema mayor: mientras México busca proyectar autonomía en su lucha contra el narcotráfico, Estados Unidos insiste en liderar esfuerzos transnacionales para frenar el flujo de drogas sintéticas que alimentan la crisis de sobredosis en su territorio. Desde que Sheinbaum asumió la presidencia en octubre de 2024, su administración ha desmantelado más de 750 laboratorios clandestinos, según el titular de Seguridad, Omar García Harfuch, un aumento significativo frente a los 20 reportados en Sinaloa en 2019. No obstante, la falta de claridad sobre el rol de Estados Unidos en estas operaciones sigue generando fricciones, evidenciando una relación bilateral marcada por la desconfianza y las narrativas encontradas.




Las imágenes difundidas por ICE, que Sheinbaum descalificó, se han convertido en el símbolo de esta controversia, encapsulando las tensiones entre ambos países. Mientras el gobierno mexicano busca adjudicarse el crédito total de la operación, las agencias estadounidenses parecen decididas a visibilizar su papel en la lucha contra el narco, incluso a costa de incomodar a su vecino del sur. En este juego de percepciones, la verdad detrás de los operativos en Sinaloa sigue atrapada entre la política, la soberanía y el combate a un enemigo común que no respeta fronteras.