Crisis energética en Europa: El invierno de 2025 y la sombra de la dependencia rusa
En España, el precio de la electricidad ha subido un 60% desde octubre de 2024, golpeando a hogares y pequeñas empresas.
UE.- El invierno de 2025 ha golpeado a Europa con una crisis energética sin precedentes, marcada por apagones intermitentes y precios del gas que han alcanzado los 200 euros por megavatio-hora, según datos de la Agencia Europea de Energía. Mientras las temperaturas caen, la región enfrenta las consecuencias de una transición energética apresurada, una dependencia persistente del gas ruso y una geopolítica que no da tregua. Esta no es solo una crisis de suministro; es un recordatorio brutal de decisiones postergadas y promesas vacías.
Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, Europa ha intentado reducir su dependencia del gas ruso, que en 2021 representaba el 40% de sus importaciones, según Eurostat. Sin embargo, en 2025, Rusia aún suministra el 15% del gas europeo a través de gasoductos como TurkStream, mientras sanciones tibias y lagunas legales permiten a países como Hungría y Serbia mantener acuerdos con Gazprom. El corte abrupto de flujos por Ucrania en enero de 2025, tras la expiración de un acuerdo de tránsito, agravó la escasez. Noruega y Qatar han aumentado exportaciones de gas natural licuado (GNL), pero la infraestructura europea, con terminales de regasificación al límite, no da abasto.
El contexto es desolador, Alemania, la mayor economía de la UE, ha reactivado centrales de carbón, contradiciendo sus metas climáticas, mientras Francia enfrenta paros en sus plantas nucleares por protestas sindicales, según Le Monde. En España, el precio de la electricidad ha subido un 60% desde octubre de 2024, golpeando a hogares y pequeñas empresas, reporta el Instituto Nacional de Estadística. Los más vulnerables, como los 7 millones de europeos en pobreza energética (Eurofound), enfrentan un invierno de facturas impagables.
La crisis destapa fallos estructurales. La transición a renovables, aunque ambiciosa, no ha sido acompañada por suficiente inversión en almacenamiento o redes inteligentes, en 2024, solo el 22% de la energía europea vino de fuentes renovables, según la Agencia Internacional de Energía. Mientras, la falta de una política energética unificada en la UE deja a países como Polonia o Bulgaria expuestos a la volatilidad del mercado.
La pregunta no es solo cómo sobrevivir este invierno, sino si Europa aprenderá la lección. Depender de actores geopolíticos inestables, ignorar la infraestructura y subestimar la transición verde no son errores nuevos. Sin un cambio radical, el próximo invierno podría ser aún peor.