Cuauhtémoc Blanco: Más preocupado por el pádel que por la Ley de Aguas
El diputado morenista fue pillado jugando durante una sesión crucial, ignorando sus deberes legislativos
CDMX.- En un nuevo capítulo de su controversial carrera política, el diputado de Morena y exfutbolista Cuauhtémoc Blanco fue captado jugando pádel durante una sesión remota de la Comisión de Presupuesto, mientras se discutía un tema tan crucial como la Ley de Aguas Nacionales. Este incidente, ocurrido el 20 de octubre, no solo pone en entredicho su compromiso con sus responsabilidades legislativas, sino que también aviva las críticas sobre su desempeño como servidor público.
Blanco, visiblemente distraído, pidió que le marcaran asistencia sin siquiera emitir su voto, a pesar de las reiteradas solicitudes de la presidenta de la comisión, Merilyn Gómez. La escena, capturada en video, muestra al exjugador del América más preocupado por su raqueta que por los asuntos que debían deliberarse, lo que provocó comentarios de indignación entre sus colegas, como el diputado Mario Zamora del PRI, quien exclamó: “¡Está jugando pádel, no sabe ni qué está votando!”.
Este episodio no es aislado. Blanco ha sido objeto de críticas constantes por su falta de dedicación a la política. Durante su mandato como gobernador de Morelos, enfrentó acusaciones de nepotismo y fue considerado uno de los peores gobernadores del país en encuestas como la de Arias Consultores en 2020. Su transición de las canchas de fútbol a la arena política siempre ha estado marcada por cuestionamientos sobre su preparación y compromiso, y este último incidente no hace más que reforzar esa percepción.
Mientras millones de mexicanos enfrentan jornadas laborales extenuantes, a menudo perdiendo horas en el tráfico u otros desafíos, Blanco parece disfrutar de una flexibilidad que pocos pueden permitirse, y lo hace a costa de su deber con los ciudadanos que lo eligieron. La sesión remota, aunque legalmente permitida, pone en relieve un problema más profundo: la falta de responsabilidad en espacios virtuales, donde la presencia física no garantiza la atención ni el compromiso.
Además, este hecho se suma a otras controversias que rodean a Blanco, como las denuncias de acoso sexual que enfrenta, lo que agrava la imagen de un político más preocupado por sus intereses personales que por el bienestar público. La pregunta inevitable es: ¿cómo se justifica un salario y una posición de poder cuando el desempeño es tan cuestionable?
Este incidente no solo refleja un problema individual, sino también un síntoma de la crisis de representación en la política mexicana. Mientras la ciudadanía demanda seriedad y compromiso, casos como el de Blanco erosionan la confianza en las instituciones. Quizás sea momento de preguntarnos si la popularidad deportiva es suficiente para justificar una carrera política, o si, en su lugar, deberíamos exigir preparación, dedicación y, sobre todo, respeto por el cargo que se ostenta.