De aliados a enemigos: Trump, Musk y Bannon desatan una guerra que sacude a Estados Unidos
EU.- Un enfrentamiento sin precedentes entre Donald Trump, Elon Musk y Steve Bannon ha estallado esta semana, exponiendo las grietas de una alianza que alguna vez fue celebrada como el “equipo soñado” de la derecha estadounidense. Lo que comenzó como una colaboración estratégica durante la campaña de Trump en 2024—con Musk donando $250 millones y uniéndose al equipo de transición—se ha transformado en un choque de titanes que amenaza con desestabilizar desde la política espacial hasta la industria automotriz de EE.UU. El día de ayer 5 de junio de 2025, ocurrieron una serie de eventos que han captado la atención global.
Todo se desató cuando Trump propuso cancelar los contratos federales de Musk, valorados en $3 mil millones en 2024, distribuidos en 100 contratos con 17 agencias. El presidente, que durante su campaña prometió eliminar los subsidios a vehículos eléctricos para “salvar” a los fabricantes tradicionales, acusó a Musk de beneficiarse de “miles de millones en subsidios” y de imponer la agenda EV con Tesla, que ha recibido $11.4 mil millones en créditos regulatorios. Musk, quien en 2024 había dicho “Estoy a favor de Trump”, respondió con sarcasmo en X: “Esto cada vez está mejor… hazme el día”. Pero su contraataque fue más allá, anunció que SpaceX comenzará a desmantelar su nave Dragon, un pilar de las misiones estadounidenses al espacio.
La nave Dragon, operativa desde 2012, ha completado unas 30 misiones de carga y 9 tripuladas a la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta 2024, según datos de la NASA. Su retiro dejaría a la NASA sin opciones viables, ya que el Starliner de Boeing sigue fuera de servicio tras un fallido vuelo de prueba en 2024, lo que obligaría al país a depender nuevamente de la Soyuz rusa, un escenario que se buscaba evitar desde el retiro del transbordador espacial en 2011 . Los contratos de SpaceX con la NASA, valorados en 3.100 millones de dólares en 2024, son cruciales para el transporte de tripulación y el reabastecimiento de la EEI, por lo que la amenaza de Musk representa un duro golpe a la autonomía espacial estadounidense.
El conflicto se intensificó con la intervención de Steve Bannon, exestratega de Trump, quien exigió investigar el estatus migratorio de Musk, llamándolo “inmigrante ilegal” que debería ser deportado. Bannon también pidió suspender el acceso de Musk a información clasificada y abrir pesquisas por supuesto uso de drogas y vínculos con China. Sin embargo, la acusación de Bannon carece de sustento, Musk obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2002 tras emigrar desde Sudáfrica vía Canadá, un proceso documentado en la biografía de Ashlee Vance de 2015. Además, Musk tiene ciudadanía canadiense por su madre, nacida en Saskatchewan , lo que desmonta la narrativa de “ilegalidad”.
Las acusaciones de Bannon sobre el uso de drogas de Musk reviven un informe de 2023 de The Wall Street Journal sobre un supuesto consumo de ketamina, algo que Musk ha negado repetidamente en X. En cuanto a los vínculos con China, Bannon apunta a la fábrica de Tesla en Shanghái, que produjo 947,000 vehículos en 2024 y depende de $1.4 mil millones en préstamos de bancos estatales chinos , lo que genera preocupaciones sobre la influencia de Pekín. Sin embargo, la retórica de Bannon parece más un ajuste de cuentas personal que una crítica fundamentada, especialmente considerando que SpaceX maneja $3.1 mil millones en contratos con el Pentágono para lanzamientos de satélites, un rol crítico para la defensa de EE.UU.
El trasfondo de este enfrentamiento es un cóctel de intereses políticos y personales. Trump y Musk ya habían chocado el 3 de junio, cuando el magnate calificó el proyecto de ley de gastos del presidente como una “abominación”, una crítica que rompió su aparente armonía tras reunirse en Washington en febrero de 2025. Por su parte, Bannon, conocido por atacar a adversarios—como su campaña de 2024 contra gigantes tecnológicos como Google por supuestos sesgos anticonservadores —parece aprovechar el momento para debilitar a Musk, un exaliado que ahora representa una amenaza para su influencia en el círculo de Trump.
Mientras tanto, la base trumpista, que ve en los EV una amenaza a los empleos tradicionales, respalda las amenazas de Trump, aunque usuarios en X como @yo_Juanf cuestionan su viabilidad, argumentando que la tecnología y los costos competitivos de SpaceX son insustituibles. Otros, como @WKese_ES, comparan la disputa con “un divorcio venenoso”. En un contexto donde Trump impulsa políticas antiinmigrantes, como el reciente veto de viaje a 12 países, mayormente africanos y de Medio Oriente, las acusaciones de Bannon contra Musk resuenan con una narrativa más amplia, pero también exponen las contradicciones de un gobierno que depende de las empresas de Musk para sus objetivos estratégicos.
Este enfrentamiento no solo es un drama de egos, sino una prueba de fuego para el futuro de las políticas espaciales y energéticas de EE.UU. ¿Podrá Trump arriesgarse a perder a SpaceX en un momento crítico? ¿O es esta disputa un simple espectáculo para desviar la atención de otros problemas? Las respuestas definirán el rumbo de una administración que, por ahora, parece más enfocada en sus guerras internas que en gobernar.