Demon Slayer desafía a Hollywood: El anime japonés que rompe techos inquebrantables
La primera entrega de la trilogía Infinity Castle supera los 100.000 millones de yenes (644 millones de dólares) en taquilla mundial
Show.- En un golpe maestro para la industria del anime, “Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba - Infinity Castle” ha pulverizado récords al convertirse en la primera película japonesa en superar los 100 mil millones de yenes (unos 644 millones de dólares) en taquilla global. Estrenada fuera de Japón en agosto y en China apenas la semana pasada, esta entrega —parte de una ambiciosa trilogía producida por Ufotable— ya acumula cifras que dejan en pañales a blockbusters occidentales, impulsada por el furor de fans en Asia y su expansión a mercados como Latinoamérica y Europa. No es solo un hito numérico: refleja cómo el manga de Koyoharu Gotouge, con sus 23 volúmenes de batallas épicas contra demonios, ha mutado de fenómeno nicho a exportación cultural masiva.
El precedente era imbatible desde 2001, cuando “El viaje de Chihiro” de Studio Ghibli recaudó 31.600 millones de yenes, un emblema de la animación japonesa que tardó dos décadas en ser destronado. “Demon Slayer” no solo lo eclipsa, sino que lo triplica, gracias a una estrategia pandémica que ya probó de qué estaba hecha con la anterior película, que superó los 40.000 millones durante el COVID-19. Esta franquicia, con su animación hiperdetallada y narrativas de redención familiar, ha elevado el estándar técnico del anime cinematográfico, atrayendo a audiencias que devoran sus secuelas en streaming y cines.
Pero ¿es solo euforia fanática o un terremoto para la industria? Analíticamente, este éxito subraya la globalización del soft power japonés: mientras Hollywood patina con remakes predecibles, el anime ofrece frescura visceral que conecta con millennials y Generación Z hartos de fórmulas. Sin embargo, la trilogía pendiente plantea riesgos —saturación o decepción si no mantiene el pulso—. Por ahora, “Infinity Castle” no solo llena salas, sino que redefine qué significa “éxito” en un mundo donde un samurái con espada vale más que mil superhéroes.



