Deportaciones tras el silbatazo final: La advertencia de JD Vance que sacude al Mundial 2026
“Disfruten el torneo, pero cuando termine, tendrán que regresar a casa”
Washington.- En un mensaje que ha generado controversia global, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, lanzó una advertencia a los millones de aficionados que planean asistir a la Copa Mundial de la FIFA 2026, que se celebrará en Norteamérica: “Disfruten el torneo, pero cuando termine, tendrán que regresar a casa”. Estas palabras, pronunciadas durante una reunión de la Fuerza de Tarea de la Casa Blanca para el Mundial 2026 el pasado 6 de mayo de 2025, reflejan la postura de línea dura del gobierno de Donald Trump en materia migratoria. Pero, ¿qué implicaciones tiene este discurso para un evento que debería ser una celebración global?
Vance, conocido por su retórica populista y su alineación con las políticas antiinmigrantes de Trump, dejó claro que no habrá excepciones. Se espera que el Mundial 2026, que se llevará a cabo del 11 de junio al 19 de julio en 11 ciudades estadounidenses, además de sedes en México y Canadá, atraiga a cerca de 40 millones de visitantes internacionales, según estimaciones de U.S. Travel. Sin embargo, las palabras de Vance contrastan con las garantías que el propio Trump ofreció en 2018 a la FIFA, cuando aseguró al presidente Gianni Infantino que todos los asistentes podrían entrar al país “sin discriminación”.
El contexto añade más capas a esta polémica. La Fuerza de Tarea de la Casa Blanca para el Mundial 2026, creada en marzo de 2025 y liderada por Trump con Vance como vicepresidente, tiene como objetivo coordinar la logística y seguridad del evento, que se espera genere 185,000 empleos y un impacto económico de 17,200 millones de dólares en EE.UU., según datos oficiales de la Casa Blanca. Pero mientras el país se prepara para este hito —que coincide con el 250 aniversario de su independencia—, la administración parece priorizar el control fronterizo sobre la hospitalidad. Esto podría complicar las esperanzas de la FIFA de facilitar procesos migratorios ágiles, algo que ya fue calificado como “poco realista” por la administración Biden en 2023.
La postura de Vance también choca con modelos previos de otros anfitriones mundialistas. Por ejemplo, Qatar implementó la tarjeta Hayya en 2022 para simplificar la entrada de aficionados, una medida que EE.UU. ha descartado. Esto podría dificultar la experiencia de los hinchas internacionales y generar tensiones diplomáticas, especialmente cuando países como México y Canadá, coanfitriones del torneo, han promovido un enfoque más abierto. En redes sociales, las reacciones no se hicieron esperar: usuarios como @Dede_Watson se preguntaron si el Mundial podría ser reubicado, mientras que @WeSee2024 sugirió un boicot al evento.
El mensaje de Vance no solo pone a prueba la capacidad de EE.UU. para equilibrar seguridad y hospitalidad en un evento global, sino que también podría afectar su imagen como anfitrión. ¿Podrá el país recibir al mundo con los brazos abiertos mientras mantiene su discurso de fronteras cerradas? El silbatazo inicial del Mundial 2026 está a poco más de un año, y la incertidumbre ya comienza a sentirse en las gradas.