Descubren el K2-18b, un exoplaneta potencialmente habitable a 120 años luz de la Tierra, con indicios de agua y metano
Este descubrimiento, detallado en un estudio publicado en el Astrophysical Journal Letters, se basa en observaciones realizadas con el Telescopio Espacial James Webb (JWST).
NY.- Un equipo internacional de astrónomos ha identificado a K2-18b, un exoplaneta ubicado a 120 años luz de la Tierra, como uno de los candidatos más prometedores para albergar vida fuera de nuestro sistema solar. Este descubrimiento, detallado en un estudio publicado el 16 de abril de 2025 en Astrophysical Journal Letters, se basa en observaciones realizadas con el Telescopio Espacial James Webb (JWST), que han revelado características intrigantes en la atmósfera de este mundo distante.
Características de K2-18b
K2-18b es una super-Tierra, con un diámetro aproximadamente dos veces mayor que el de nuestro planeta y una masa ocho veces superior. Orbita una estrella enana roja, mucho más fría y pequeña que el Sol, en la llamada zona habitable, una región donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua líquida en la superficie, un ingrediente clave para la vida tal como la conocemos. La órbita de K2-18b tarda unos 33 días en completarse, lo que lo sitúa a una distancia ideal de su estrella para mantener temperaturas potencialmente compatibles con la habitabilidad.
Observaciones del Telescopio James Webb
El JWST, utilizando su espectrómetro de alta sensibilidad, analizó la luz que pasa a través de la atmósfera de K2-18b cuando el planeta transita frente a su estrella. Estos datos revelaron la presencia de vapor de agua y metano en la atmósfera, junto con posibles trazas de dióxido de carbono. Estos compuestos son significativos, ya que el agua es esencial para la vida, y el metano podría ser un indicador de procesos biológicos o geológicos. Sin embargo, los científicos no encontraron evidencia de biomarcadores definitivos, como el oxígeno en grandes cantidades, que serían un indicio más claro de actividad biológica.
Desafíos para la habitabilidad
A pesar de los hallazgos prometedores, los investigadores advierten que K2-18b enfrenta varios obstáculos para ser considerado habitable. La atmósfera del planeta parece ser rica en hidrógeno, lo que podría generar una presión extrema en la superficie, comparable a las profundidades oceánicas de la Tierra. Además, las temperaturas podrían variar significativamente, desde condiciones templadas hasta niveles que dificultarían la presencia de vida. Algunos modelos sugieren que K2-18b podría ser un mundo oceánico, cubierto por un vasto océano bajo una gruesa capa atmosférica, mientras que otros plantean que podría ser un planeta rocoso con una atmósfera densa.
Contexto y relevancia
K2-18b fue descubierto inicialmente en 2015 por la misión Kepler de la NASA, pero las capacidades avanzadas del JWST han permitido un análisis mucho más detallado de su atmósfera. Este exoplaneta se encuentra en la constelación de Leo y es uno de los miles de exoplanetas identificados hasta la fecha, aunque pocos han mostrado un potencial tan alto para estudios de habitabilidad. El descubrimiento subraya la importancia de las enanas rojas, que constituyen aproximadamente el 70% de las estrellas de la galaxia, como objetivos clave en la búsqueda de mundos habitables.
Próximos pasos
Los autores del estudio, liderados por astrónomos de la Universidad de Cambridge y el Instituto de Astronomía de la Universidad de Montreal, enfatizan que aún se necesitan más observaciones para confirmar las condiciones de K2-18b. Futuras misiones del JWST y el desarrollo de telescopios como el Extremely Large Telescope (ELT) podrían proporcionar datos más precisos sobre la composición atmosférica y la estructura del planeta. Además, los científicos están trabajando en modelos climáticos y químicos para entender mejor si K2-18b podría albergar vida microbiana u otros tipos de organismos.
Implicaciones para la búsqueda de vida extraterrestre
Este hallazgo refuerza el optimismo en la comunidad científica sobre la posibilidad de encontrar mundos habitables en nuestra galaxia. Aunque K2-18b no es un gemelo de la Tierra, sus características lo convierten en un laboratorio natural para estudiar las condiciones que podrían sustentar la vida. Los investigadores también señalan que el estudio de exoplanetas como K2-18b ayudará a refinar las técnicas de detección de biomarcadores, allanando el camino para descubrimientos futuros.
En resumen, K2-18b representa un paso significativo en la exploración de mundos distantes. Aunque aún no se puede confirmar su habitabilidad, los indicios de agua y metano en su atmósfera lo convierten en un objetivo prioritario para futuras investigaciones, acercándonos un poco más a responder la pregunta de si estamos solos en el universo.