Desinformación en 2025: La fractura silenciosa de México y América Latina
En un México polarizado, las noticias falsas y los deepfakes amenazan la democracia y la cohesión social, aprovechando la baja alfabetización digital y la fuerza de las redes sociales.
CDMX.- En 2025, la desinformación se ha convertido en un veneno que recorre las venas de América Latina, con México como epicentro de una crisis que polariza, manipula y debilita la democracia. En un contexto de desigualdad, desconfianza institucional y auge digital, las noticias falsas y las narrativas manipuladas están fracturando la región, amplificando divisiones sociales y políticas. ¿Cómo llegó México a este punto y qué significa para su futuro?
Un terreno fértil para la manipulación
En México, la desinformación prospera en un ecosistema donde el 80% de la población accede a internet, pero solo el 15% tiene habilidades avanzadas de alfabetización digital, según un estudio del INEGI de 2024. Las redes sociales, especialmente WhatsApp y X, son el principal canal de información para millones, pero también el caldo de cultivo para rumores y mentiras. Un informe de la Red Latinoamericana de Estudios sobre Desinformación (2024) reveló que el 70% de los mexicanos ha compartido contenido falso sin saberlo, impulsado por titulares sensacionalistas o mensajes emocionales.
La tecnología ha agravado el problema. En 2025, herramientas de inteligencia artificial generan deepfakes y textos falsos que circulan sin control. Un ejemplo reciente: durante las campañas electorales de 2024 en México, un audio falso de una candidata a gobernadora en Veracruz, supuestamente vinculada al narco, se viralizó en WhatsApp, alterando percepciones antes de ser desmentido. Este tipo de incidentes no solo confunde a los votantes, sino que erosiona la confianza en un sistema democrático ya frágil, donde solo el 30% de los mexicanos confía en las elecciones, según Latinobarómetro 2024.
El impacto en la región y en México
En América Latina, la desinformación exacerba tensiones sociales. En México, la polarización política se ha intensificado, con narrativas que enfrentan a “chairos” contra “fifís” o alimentan discursos de odio contra migrantes y comunidades indígenas. Un estudio de la Universidad de Oxford (2024) mostró que el 65% de los mexicanos ha reducido el diálogo con familiares o amigos por desacuerdos sobre “verdades” vistas en redes. En países como Brasil y Colombia, la desinformación ha desencadenado protestas violentas, un riesgo latente en México, donde la desconfianza en medios tradicionales alcanza el 60%, según el Edelman Trust Barometer 2025.
Económicamente, el impacto es notable. Los medios locales, ya golpeados por la crisis, pierden terreno frente a plataformas digitales donde el contenido falso genera más clics. En México, los ingresos publicitarios de medios tradicionales cayeron un 25% entre 2020 y 2024, según la Cámara Nacional de la Industria Editorial.
¿Qué hacer?
Combatir la desinformación en México y América Latina exige acción urgente. La regulación de plataformas es un debate candente, pero la censura asusta en una región con historial de autoritarismo. La educación mediática es crucial, pero solo el 10% de las escuelas mexicanas tiene programas de alfabetización digital, según la SEP (2024). Iniciativas como la verificación de hechos en X son un paso, pero no alcanzan frente a la velocidad de las mentiras.
Un futuro en juego
En 2025, la desinformación no es solo un problema de información errónea; es una fractura que divide a México y América Latina, alimentando desconfianza y odio. Sin una ciudadanía crítica, regulación inteligente y medios fortalecidos, el riesgo es una sociedad donde la verdad sea irrelevante. México, con su vibrante pero vulnerable democracia, no puede permitirse ese lujo. La desinformación evoluciona rápido, y México debe actuar ya.