¿Dónde está Andy?: Después del desaire a Claudia Sheinbaum en el Zócalo, el hijo de AMLO desapareció de la escena mediática
El incidente del Zócalo ha sido interpretado como un mensaje de que, en la 4T de 2025, la presidenta manda.
CDMX.- Hasta hace unas semanas, Andrés Manuel López Beltrán, "Andy", el hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador y secretario de organización de Morena, estaba en todos lados. Su cara aparecía en fotos con gobernadores, su nombre rebotaba en notas sobre afiliaciones a Morena, y su voz sonaba en reuniones donde prometía sumar 10 millones de simpatizantes en 2025. Pero desde el 9 de marzo, cuando él y otros líderes del partido le dieron la espalda a Claudia Sheinbaum en el Zócalo por una foto mal sincronizada, Andy se borró del mapa mediático. Su ausencia en los medios tras ese traspié es muy evidente. ¿Qué pasó con Andy?
Marzo: afiliaciones y reflectores
El 7 de diciembre 2024, durante una asamblea informativa en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, Andy hizo pública su meta de afiliar a Morena a 10 millones de personas durante el 2025.
El 8 de febrero, Andy le entregó la credencial de Morena a la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, y de ahí empezó su periplo por el país entregando credenciales a los gobernadores, como Joaquín Díaz Mena (Yucatán), Rubén Rocha Moya (Sinaloa), Evelyn Salgado (Guerrero), y Mara Lezama (Quintana Roo), entre otros.
Este reclutamiento de gobernadores y de importantes personajes de la política, incluidos diputados, senadores e incluso políticos de otros partidos, le dio a Andy una gran cobertura mediática. En la red X, su nombre circulaba con hashtags como #AfiliaciónMorena, y las notas lo pintaban como el cerebro detrás de la expansión del partido.
El Zócalo: ¿el desaire que lo apagó?
Pero todo cambió el 9 de marzo. En la asamblea informativa-arancelaria de la presidenta Claudia Sheinbaum, en el Zócalo, Andy estaba en primera fila con Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Manuel Velasco y Luisa María Alcalde. Mientras la maestra de ceremonias anunciaba a la presidenta, ellos posaban para una foto, de espaldas a la mandataria. El video, viralizado rápidamente en las redes, resultó lapidario. Se ve cómo Sheinbaum pasa por detrás de los morenistas que no le prestan atención, toca el codo de Andy sin detenerse y sigue adelante. Al cerrar el evento, la presidenta saludó a simpatizantes, pero esquivó a la cúpula. El suceso emergió en los medios con grandes titulares de “El desaire a Sheinbaum”.
En una reacción instantánea, el colectivo culpó que la súbita aparición de Andy en el evento de la presidenta distrajo la atención de los dirigentes de Morena hacia su persona y no hacia Sheinbaum. Otros lo calificaron como un acto de deslealtad para la mandataria, y no faltaron los que hicieron señalamientos de traición. Adicionalmente, notas periodísticas, análisis y columnas de opinión, echaron más leña al fuego.
Horas más tarde, Ricardo Monreal, Adán Augusto López y Manuel Velasco, se disculparon públicamente con la presidenta en las redes sociales. Andy en cambio, nunca se disculpó. El 11 de marzo —dos días después del desaire—, el hijo de AMLO publicó en Instagram: "Es motivo de esperanza saber que México está en manos de una líder con un amor tan profundo por nuestra Nación". Y eso fue todo.
El vacío de marzo: de omnipresente a invisible
Después del 9 de marzo, Andy desapareció de los medios. No hay notas de nuevas afiliaciones, ni fotos con gobernadores, ni menciones de su campaña. Para el 31 de marzo, fin del mes, su nombre dejó de sonar. La campaña de afiliación, que antes era noticia constante, se desvaneció del foco. En X, los hashtags que lo acompañaban perdieron fuerza, y las notas que lo seguían dejaron de aparecer.
¿Qué pasó con Andy?
El desaire del Zócalo lo dejó expuesto. Sin trayectoria política propia, Andy depende del impulso de su apellido y de la maquinaria de Morena. Sheinbaum, con un liderazgo en proceso de consolidación, no parece dispuesta a compartir reflectores con alguien cuya relevancia es más heredada que ganada. El incidente del Zócalo ha sido interpretado como un mensaje de que, en la 4T de 2025, la presidenta manda, y Andy no tiene el peso para desafiarla.