El auge de la IA: ¿Revolución tecnológica o burbuja a punto de estallar?
El optimismo recuerda la fiebre de las puntocom en los 90. Empresas de IA, muchas sin ingresos estables, reciben valuaciones astronómicas.
CDMX.- La inteligencia artificial (IA) domina titulares y carteras de inversión. En 2024, el mercado global de IA alcanzó los 184 mil millones de dólares, según Statista, con proyecciones de llegar a 826 mil millones para 2030. Gigantes como NVIDIA, cuya valoración superó los 3 billones de dólares tras un alza del 150% en su acción, lideran una carrera donde startups y gobiernos compiten por un pedazo del pastel. La Casa Blanca destinó 2.7 mil millones en 2025 para investigación en IA, mientras China planea invertir 38 mil millones en la próxima década, según el South China Morning Post. Pero detrás del entusiasmo, hay señales de alerta que no podemos ignorar.
El optimismo recuerda la fiebre de las puntocom en los 90. Empresas de IA, muchas sin ingresos estables, reciben valuaciones astronómicas, xAI, creadora de Grok, alcanzó una valoración de 24 mil millones en su última ronda de financiación, pese a operar en un mercado saturado. La consultora Gartner advierte que el 30% de las iniciativas de IA podrían colapsar para 2026 por falta de rentabilidad o problemas técnicos. La dependencia de datos masivos también plantea dilemas éticos, en 2024, la UE multó a dos empresas por 1.2 mil millones de euros por violaciones de privacidad en algoritmos de IA, según la Comisión Europea.
El impacto laboral es otro punto crítico. La OCDE estima que el 27% de los empleos en países desarrollados están en riesgo por la automatización, especialmente en sectores como manufactura y servicios. Aunque la IA promete crear empleos (el Foro Económico Mundial proyecta 12 millones de nuevos puestos para 2030), la transición será desigual, los trabajadores poco calificados enfrentan despidos, mientras las élites tecnológicas acumulan riqueza. En 2024, el 1% más rico de EE.UU. captó el 20% de los ingresos nacionales, un nivel no visto desde la Gran Depresión, según la Reserva Federal.
No todo es fatalismo. La IA ha impulsado avances reales, diagnósticos médicos más precisos (IBM Watson reporta un 15% de mejora en detección de cáncer) y optimización energética (Google redujo un 40% el consumo en sus centros de datos). Pero el hype actual, alimentado por promesas grandilocuentes, ignora los costos sociales y económicos. Si no se regula con sentido crítico, la "revolución" podría convertirse en una burbuja que beneficie a pocos y deje a muchos atrás.