El bailongo en la tragedia: López-Dóriga y Mayer, un choque de realidades
Anuncia revisión de agenda para priorizar trabajo legislativo ante críticas por insensibilidad durante emergencias por lluvias
CDMX.- En un intercambio que rozó el ridículo, Joaquín López-Dóriga y Sergio Mayer protagonizaron un tenso diálogo que desnudó la desconexión de Morena con la realidad de millones de mexicanos afectados por las lluvias en Puebla y Veracruz. Mientras López-Dóriga, con su experiencia de décadas en el periodismo, intentaba arrancar una respuesta clara sobre la pertinencia de un “bailongo” en la Cámara de Diputados durante una crisis humanitaria, Mayer, exestrella de espectáculos y actual diputado, se enredó en justificaciones que solo confirmaron lo que muchos ya sospechaban: la insensibilidad de la bancada morenista.
El video, que circuló rápidamente en redes, muestra a López-Dóriga presionando con una pregunta directa: “¿Es correcto sí o no lo del bailongo en plena tragedia?” Mayer, en lugar de responder con un “sí” o “no”, optó por un laberinto de evasivas, argumentando que el evento estaba programado desde hace dos meses y que se trataba de un homenaje a la Sonora Santanera. Sin embargo, el periodista no se dejó convencer y siguió insistiendo, exponiendo la incongruencia de celebrar mientras los damnificados claman por ayuda.
A esta polémica se sumó Ricardo Monreal, coordinador de Morena en San Lázaro, quien, en un intento por apagar el fuego, anunció que no habrá más eventos de este tipo. En una conferencia de prensa, Monreal aseguró que el próximo martes revisarán la agenda de invitados y momentos para homenajes, enfatizando que el 90% del tiempo debe dedicarse al trabajo legislativo, dejando solo un 10% para otras actividades. Sin embargo, su discurso, aunque parece un gesto de rectificación, llega tarde y suena más a daño controlado que a una verdadera autocrítica, especialmente tras la indignación generada por el baile en el pleno.
Lo que este episodio revela no es solo la torpeza de Mayer, sino un patrón de comportamiento en Morena: la prioridad de las formas sobre el fondo, de los simbolismos sobre las necesidades reales. López-Dóriga, a pesar de perder la paciencia, cumplió su rol de fiscalizar, aunque no pudo ocultar su frustración ante la falta de autocrítica en el diputado. Al final, Monreal quedó como un bombero que llega cuando el incendio ya ha arrasado, mientras Mayer y el resto de la bancada morenista siguen sin entender que, en tiempos de crisis, la imagen importa menos que la acción. La lección, si es que alguien en Morena la quiere aprender, es clara: primero los damnificados, después los homenajes.



