El escándalo del “huachicol” fiscal: ¿30 agentes aduanales detrás de un negocio turbio?
Autoridades de Hacienda, SAT y ANAM informaron que el contrabando de hidrocarburos ha sido contenido, con reformas en marcha para reforzar la Ley Aduanera
CDMX.- En una revelación que sacude el Senado mexicano, funcionarios de la Secretaría de Hacienda, el SAT y la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) aseguraron este martes que menos de 30 agentes aduanales tenían en sus manos el control del contrabando de hidrocarburos, bautizado como “huachicol fiscal”. La sesión, celebrada en el marco de la discusión de reformas a la Ley Aduanera, dejó más preguntas que respuestas sobre la magnitud de esta red de corrupción.
El dato, expuesto con aparente orgullo como un logro en la lucha contra este delito, choca con la realidad: menos de 30 personas manejando un negocio ilícito que históricamente ha drenado millones de pesos al erario. Las autoridades celebraron que el problema “está atajado”, pero la falta de detalles sobre cómo se llegó a esta conclusión genera escepticismo. ¿Cómo es posible que un puñado de agentes concentren tanto poder en un sistema aduanero que mueve miles de operaciones diarias? La cancelación de 45 patentes de agentes irregulares en lo que va de la administración, según fuentes oficiales, sugiere que la podredumbre va más allá de esos 30 señalados.
El contexto agrava el panorama. El “huachicol” no es nuevo: durante años, el robo y contrabando de combustibles ha sido un cáncer para la economía mexicana, amparado por redes de complicidad que involucran a funcionarios y empresas. Que ahora se apunte a agentes aduanales como los principales culpables levanta sospechas sobre si este anuncio es un chivo expiatorio o un avance genuino. Mientras tanto, las reformas propuestas buscan fortalecer la trazabilidad de mercancías, pero sin una auditoría transparente, las promesas de “mantenerse alertas” suenan a palabras vacías.
La sociedad exige claridad: ¿quiénes son estos 30 agentes? ¿Qué sanciones reales enfrentarán? En un país donde la corrupción sigue siendo una herida abierta, este caso podría ser un punto de inflexión… o un nuevo capítulo de impunidad disfrazada.