El fuego de la indignación: Mujeres queman la playera de Cuauhtémoc Blanco y exigen el desafuero del diputado ex futbolista
El motivo de la protesta tiene nombre y apellido: Nidia Fabiola, media hermana de Blanco, quien lo denunció por presunto intento de violación.
CDMX.- La Glorieta de las Mujeres que Luchan, en pleno corazón de Paseo de la Reforma, se convirtió este sábado en un hervidero de furia y resistencia. Alrededor del mediodía, colectivas feministas, vestidas en su mayoría de morado, se plantaron frente al mundo para exigir el desafuero del diputado de Morena, Cuauhtémoc Blanco Bravo. No fue una marcha más: fue un grito visceral, un reclamo que culminó con una imagen poderosa: una playera de la Selección Mexicana con el nombre "Cuauhtémoc" y el icónico número 10 ardiendo en llamas. El mensaje era claro: el ídolo del fútbol no está por encima de la justicia.
El motivo de la protesta tiene nombre y apellido: Nidia Fabiola, media hermana de Blanco, quien lo denunció por presunto intento de violación. "¡Fuera Cuauhtémoc!", resonó entre las manifestantes, un eco que retumbó en las calles de la Ciudad de México. Para estas mujeres, no se trata solo de un caso aislado, sino de un símbolo de lo que denuncian como una maquinaria de impunidad. "Nidia no ha sido escuchada ni respaldada por las autoridades mexicanas", afirmaron las organizadoras en un pronunciamiento que no admite medias tintas. Y apuntaron directo al Congreso: acusan a los diputados de Morena y del PVEM de cerrar filas en torno al exfutbolista, ignorando a la víctima y blindándolo con el fuero que lo mantiene intocable.
La escena tenía una carga simbólica imposible de ignorar. Esa playera quemada no era solo tela; era el recuerdo de un ídolo deportivo que, para muchas, ha traicionado los valores que alguna vez representó. El fuego, alimentado por la indignación, devoró el número 10 mientras las voces de las manifestantes se alzaban en un coro unificado. No estaban solas: figuras como Alessandra Rojo, alcaldesa de Cuauhtémoc, y Xóchitl Gálvez, excandidata presidencial, se sumaron a la marcha, amplificando el reclamo en un momento en que la política y la justicia se entrelazan en un debate candente.
Los hechos hablan por sí solos. El pasado 25 de marzo, la Cámara de Diputados desechó la solicitud de desafuero contra Blanco con 291 votos a favor, 158 en contra y 12 abstenciones. La Sección Instructora había declarado el caso "notoriamente improcedente", argumentando deficiencias en la carpeta de investigación de la Fiscalía de Morelos. Pero para las mujeres en la Glorieta, eso no es más que una cortina de humo. "¿Qué pruebas necesitan cuando la víctima sigue sin ser escuchada?", cuestionó una manifestante. Y no están equivocadas en señalar la paradoja: un partido que presume paridad de género y un gobierno liderado por la primera presidenta de México parecen tropezar cuando se trata de enfrentar a uno de los suyos.
Blanco, por su parte, no se ha quedado callado: "Soy incapaz de violar a una mujer, tengo principios". Pero sus palabras chocan con la realidad de Nidia Fabiola, quien ha insistido en su denuncia desde que salió a la luz. El exgobernador de Morelos compareció ante la Fiscalía estatal, pero el proceso sigue enredado en tecnicismos legales y apoyos políticos que lo mantienen a salvo. Mientras tanto, las feministas no ceden: "Llegar todas significa romper el pacto", declararon en la convocatoria publicada por Sociedad Civil México el 25 de marzo en X.
Esta protesta no es solo sobre Cuauhtémoc Blanco; es sobre un sistema que, según las manifestantes, sigue protegiendo a los poderosos mientras las víctimas quedan relegadas al silencio. La playera quemada es un recordatorio ardiente de que la paciencia se agotó. ¿Hasta dónde llegará este fuego? Por ahora, la Ciudad de México sigue siendo testigo de una lucha que no piensa apagarse.