El gigante chino de la moda rápida bajo la lupa: Texas acorrala a Shein por explotación laboral
Texas abre investigación contra Shein por explotación laboral, productos tóxicos y engaño al consumidor
Texas.- En un movimiento que sacude los cimientos del imperio fast fashion, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, anunció este lunes 1 de diciembre una investigación contra Shein EU Services y sus filiales, el coloso chino que facturó más de 30 mil millones de dólares en 2023 vendiendo ropa barata a millennials y generación Z en todo el mundo. Esta acción no surge de la nada: Shein, con su modelo de producción ultrarrápida y envíos directos desde China, ha acumulado denuncias globales por explotación en su cadena de suministro, desde fábricas en Guangzhou donde trabajadores cosen hasta 400 prendas diarias por salarios de miseria, hasta acusaciones de trabajo forzado en regiones vinculadas a Xinjiang, según informes de la ONU y Amnistía Internacional de años previos.
La pesquisa texana apunta directo al corazón de las irregularidades: violaciones a leyes locales sobre prácticas laborales éticas, productos inseguros con materiales tóxicos o peligrosos, engaños a consumidores sobre la procedencia “verde” de sus prendas, y riesgos en la recolección de datos personales. Paxton no se anda con rodeos: “No permitiré que productos extranjeros baratos y peligrosos inunden Estados Unidos y pongan en peligro nuestra salud”, declaró, evocando un proteccionismo que resuena en el contexto de tensiones comerciales EE.UU.-China. Pero más allá de la retórica, esto expone la hipocresía de una industria que prioriza el volumen —Shein lanza 6 mil nuevos diseños semanales— sobre derechos humanos, mientras consumidores ávidos de gangas ignoran el costo real en vidas y medio ambiente.
Analíticamente, esta investigación podría ser un dominó clave: si Texas, bastión republicano, logra multas o prohibiciones, impulsaría demandas similares en otros estados, forzando a Shein a reformar o replegarse en el mercado estadounidense, que representa un tercio de sus ventas. Sin embargo, el escepticismo es inevitable; Paxton, envuelto en sus propios escándalos éticos, podría estar jugando a la galería política más que a la justicia real. Para los lectores, la lección es clara: esa blusa de 5 dólares no es una ganga, sino un hilo suelto en una tela de desigualdad global. ¿Hora de repensar el armario?



