El gran espectáculo del TMEC: ¿Consultas públicas o farsa política?
La Secretaría de Economía publicará las bases en el Diario Oficial de la Federación
CDMX.- Marcelo Ebrard, ahora al frente de la Secretaría de Economía, anunció con bombo y platillo el inicio de las consultas públicas para revisar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Según él, es por "instrucciones" de la presidenta Claudia Sheinbaum, y se coordinará con las contrapartes en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, detrás de este anuncio, que promete ser un ejercicio de democracia participativa, se esconde una realidad más compleja y, quizá, menos transparente.
El video, muestra a Ebrard hablando de una "evaluación" del tratado que entrará en vigor a partir de enero de 2026. Pero, ¿realmente se trata de una consulta genuina? El propio Ebrard menciona que el gobierno mexicano publicará las bases de esta consulta en el Diario Oficial de la Federación, y que se recibirán comentarios "por vía digital". Sin embargo, la pregunta inevitable es: ¿qué tan representativa será esta voz del "pueblo" en un tema tan técnico y especializado?
El contexto no ayuda. El TMEC, que reemplazó al TLCAN en 2020, ya ha sido objeto de tensiones, especialmente con Estados Unidos, donde la administración Trump ha mostrado interés en renegociar aspectos clave, como el comercio de energía y las reglas de origen. El historial de Ebrard con Donald Trump, añade una capa de incertidumbre. ¿Estamos frente a un ejercicio de soberanía nacional o a un preámbulo para ceder ante presiones externas?
Además, la idea de una "consulta pública" en un país donde el 80% de la población no tiene un conocimiento profundo de temas comerciales internacionales suena, por decirlo suavemente, irrealista. ¿Quiénes realmente influirán en esta revisión? ¿Las grandes empresas, los lobbies o acaso el "pueblo bueno" que, según el discurso oficial, siempre tiene la razón?
La realidad es que el TMEC no es un tema para amateurs. Requiere expertise, negociaciones de alto nivel y, sobre todo, una estrategia clara que no parece estar del todo definida. Mientras Ebrard habla de "posibilidades" y "evaluaciones", la pregunta crítica sigue en el aire: ¿estamos preparados para esta revisión o simplemente estamos montando un show político para justificar decisiones ya tomadas?
En resumen, el anuncio de Ebrard puede ser visto como un intento de democratizar el proceso, pero también como una cortina de humo para ocultar las verdaderas dinámicas de poder en juego. Queda por ver si estas consultas públicas serán más que un trámite, o si, como tantos otros ejercicios de participación ciudadana en México, terminarán siendo un mero formalismo.