El grito silenciado: Rocha Moya cancela festejos en Sinaloa ante la realidad de la violencia
El gobernador Rubén Rocha Moya suspendió los eventos públicos del Grito de Independencia en Culiacán, ante la escalada de violencia por conflictos entre facciones del Cártel de Sinaloa
Sinaloa.- En un anuncio que refleja la gravedad de la situación en Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya decidió cancelar los festejos del Grito de Independencia en Culiacán, reduciendo las celebraciones al mínimo: un acto protocolario con autoridades cívicas y militares. La decisión, comunicada a través de un video donde Rocha Moya aparece en un entorno que intenta proyectar seriedad y control, deja entrever una realidad que el gobierno estatal no puede ignorar: la violencia desatada por la guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa.
Esta medida no es aislada. Desde principios de septiembre, Culiacán ha sido escenario de una escalada de violencia que incluye nueve muertes, 14 secuestros y 16 robos de vehículos, según reportes del fiscal general del estado. La tensión entre los grupos "Los Mayos" y "Los Chapitos" ha transformado las calles en un campo de batalla, con bloqueos, incendios y tiroteos que han obligado a los ciudadanos a refugiarse en sus hogares. En este contexto, la suspensión de los festejos no es solo una medida de precaución, sino un reconocimiento tácito de que la seguridad pública está lejos de ser una prioridad resuelta.
Rocha Moya, en su discurso, apela a la comprensión de los sinaloenses y los invita a celebrar en casa, subrayando el "orgullo de ser mexicanos". Sin embargo, esta narrativa choca con la realidad cotidiana de una población que vive bajo la sombra de la inseguridad. La cancelación de eventos masivos, que tradicionalmente reúnen a miles de personas, no solo responde a la amenaza inmediata de la violencia, sino también a la incapacidad del gobierno para garantizar la protección de los ciudadanos en espacios públicos.
El gesto de Rocha Moya, aunque necesario, no deja de ser polémico. Por un lado, evita un posible escenario de riesgo para la población; por otro, pone en evidencia la fragilidad del discurso oficial que insiste en minimizar la crisis. Mientras tanto, los artistas y organizadores que habían preparado los festejos se ven afectados, y la ciudadanía, acostumbrada a estas tradiciones, se enfrenta a otra noche de incertidumbre. En Sinaloa, el grito de independencia este año no resonará en las plazas, porque la voz de la violencia sigue siendo demasiado alta.