El gusano barrenador resurge y sacude la ganadería mexicana
México aplica ivermectina al ganado exportado y refuerza inspecciones, pero el tráfico ilegal y la falta de controles sanitarios agravan la crisis
CDMX.- El gobierno mexicano reconoció que el gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax), erradicado en 1991, afecta al país desde 2024, devastando la ganadería en Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. Este parásito, cuyas larvas consumen tejido vivo, ha infectado 406 animales hasta abril de 2025, según la OMSA, incluyendo un caso humano en Chiapas. La crisis desató un colapso económico y tensiones políticas con Estados Unidos.
Impacto Económico
Las exportaciones de ganado a Estados Unidos, principal mercado, cayeron 79% en marzo de 2025 (24,000 cabezas frente a 114,000 en 2024). Estados como Chihuahua enfrentan pérdidas de 25-30 millones de dólares semanales. La erradicación podría costar 830 millones de dólares, un golpe duro para un sector clave.
Impacto Político
La administración Trump exigió, mediante la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, eliminar restricciones a fumigaciones, amenazando con cerrar puertos de entrada. México, liderado por Claudia Sheinbaum, defiende su soberanía, pero el contrabando de 800,000 cabezas anuales desde Centroamérica, ligado al crimen organizado, complica la respuesta. La retórica bilateral se tensa mientras la plaga avanza.
México aplica ivermectina al ganado exportado y refuerza inspecciones, pero el tráfico ilegal y la falta de controles sanitarios agravan la crisis. La cooperación internacional y el cierre de la frontera sur son urgentes, pero el tiempo y la desconfianza juegan en contra.
El camino a seguir: cooperación o confrontación
La crisis del gusano barrenador expone vulnerabilidades en los sistemas sanitarios y comerciales de México. La cooperación con Estados Unidos, que históricamente permitió la erradicación de la plaga, es crucial, pero las tensiones políticas y las amenazas arancelarias de Trump complican el panorama. Cerrar la frontera sur, como piden los ganaderos, podría frenar el contrabando, pero también tensionaría las relaciones con Centroamérica. Por otro lado, la dispersión de moscas estériles, aunque efectiva, requiere tiempo y recursos que México no puede costear solo.
El gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta un dilema: ceder a las demandas estadounidenses arriesga la soberanía, pero ignorarlas podría devastar la economía ganadera. Mientras tanto, los productores, atrapados en la incertidumbre, ven cómo sus animales y medios de vida peligran. La pregunta no es solo cómo controlar la plaga, sino si México puede aprender de su pasado para evitar que este viejo enemigo se convierta en una crisis permanente.