El Narco Gobierna: La alarmante advertencia de la iglesia sobre la corrupción en México
Según reportes, más de 150,000 soldados han abandonado las filas para unirse a los carteles en los últimos años.
Morelos.- En la reciente "Caminata por la Paz", el obispo Ramón Castro Castro no se anduvo con rodeos. Con una claridad que corta como un cuchillo, afirmó que en México, el gobierno debe pedir permiso al narco para gobernar. Sus palabras, capturadas en un video que circula en redes sociales, no son solo una denuncia, sino un espejo que refleja la realidad cruda de un país donde el crimen organizado ha infiltrado las instituciones hasta los huesos.
Castro Castro no exagera. La historia reciente de México está salpicada de episodios donde los carteles han corrompido a funcionarios, policías y hasta militares. Desde la guerra contra el narcotráfico iniciada por Felipe Calderón, se han documentado miles de casos de abuso y corrupción dentro de las fuerzas armadas, con deserción masiva hacia el crimen organizado. Según reportes, más de 150,000 soldados han abandonado las filas para unirse a los carteles en los últimos años, un dato que habla por sí solo de la magnitud del problema.
Pero no se trata solo de números. La influencia del narco se extiende a todos los rincones de la vida pública. Eventos culturales, proyectos de infraestructura, incluso la seguridad ciudadana, todo debe pasar por el filtro de los capos. Y si no lo haces, las consecuencias pueden ser fatales. Esto no es nuevo. El concepto de "Pax Mafioso", donde políticos y carteles llegan a acuerdos tácitos para no interferir en sus respectivas operaciones, ha sido una constante en México, a pesar de los intentos por combatirlo.
La declaración del obispo no cae en un vacío. Forma parte de un movimiento más amplio de rechazo a la violencia y la impunidad. Recordemos la "Caminata por la Paz" de 2020, liderada por Javier Sicilia y los LeBarón, donde cientos de personas exigieron justicia y seguridad. Aquel evento, como el actual, no fue solo una marcha, sino un grito de auxilio ante un sistema que parece incapaz o renuente de enfrentar al verdadero poder en el país.
La pregunta que queda en el aire es: ¿qué tan dispuestos estamos a escuchar? Porque mientras el obispo alza la voz, la realidad en las calles sigue siendo la misma. Y eso, amigos, no es solo un problema de corrupción, es un problema de supervivencia.