El precio amargo del triunfo: Fátima Bosch denuncia amenazas de muerte tras ser coronada Miss Universo 2025
La mexicana, ganadora el 21 de noviembre en Bangkok, hizo público el acoso cibernético que recibe desde el día siguiente, con mensajes que incluyen deseos de muerte y acusaciones de fraude
CDMX.- En un certamen ya marcado por el caos –con regaños públicos de organizadores tailandeses que la tildaron de “tonta” por no promocionar lo suficiente, una salida masiva de candidatas en solidaridad y la renuncia de dos jueces acusando fraude–, Fátima Bosch, la mexicana de 25 años coronada Miss Universo 2025 el 21 de noviembre en Bangkok, enfrenta ahora una avalancha de odio en redes. Solo cuatro días después de ceñirse la tiara, la humanitaria y voluntaria denunció mensajes asesinos como “¡Espero que mueras mañana! ¡Fraude! ¡Qué vergüenza!”, vinculándolos a las sospechas de manipulación impulsadas por el juez disidente Omar Harfuch, quien alega tratos bajo mesa entre el padre de Bosch y el presidente de Miss Universo, Raúl Rocha. No es casualidad: el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Bosch expone cómo el machismo digital transforma un logro en campo minado.
Este linchamiento no es solo trolleo efímero; revela las grietas de un espectáculo que, pese a su fachada empoderadora, sigue alimentando narrativas tóxicas de desconfianza y sexismo. Harfuch, un empresario libanés con historial controvertido, no solo renunció gritando “corrupción” –sin pruebas concretas más allá de su palabra–, sino que prometió demandas que suenan a revancha personal, mientras Rocha contraataca con amenazas legales a los medios. En México, donde la presidenta Claudia Sheinbaum la felicitó por su “valentía”, el caso de Bosch ilustra cómo la desinformación en X y TikTok amplifica dudas infundadas, convirtiendo a una ganadora en chivo expiatorio de un sistema opaco que ha perdido dos directores en un año por escándalos similares.
Pero Bosch no se dobla: “Qué tiene que haber en el corazón de una persona para desearle el mal a alguien que ni conoce”, cuestiona, reafirmando su compromiso con las mujeres mexicanas y su fe católica como escudo. Su resiliencia, forjada en voluntariados y un país donde el feminicidio es pandemia, podría redefinir el rol de Miss Universo más allá de la pasarela. Si el odio persiste, no será ella la que caiga, sino el circo que lo propaga.






