Embajada de EU desmiente vínculos de políticos mexicanos con narco: ¿Verdad o estrategia diplomática?
La declaración, niega tajantemente que el Departamento de Estado haya vinculado a políticos mexicanos con cárteles de la droga.
CDMX.- En medio de un clima de tensión entre México y Estados Unidos por el combate al narcotráfico, la embajada estadounidense en México (@USEmbassyMEX) emitió un comunicado el 3 de junio de 2025 que busca frenar rumores circulantes en medios y redes sociales. La declaración, niega tajantemente que el Departamento de Estado haya vinculado a políticos mexicanos con cárteles de la droga. Entre los nombres que se rumoraban estaban los gobernadores de Sinaloa (Rubén Rocha), Tamaulipas (Américo Villarreal), Nuevo León (Samuel García), Campeche (Layda Sansores) y la exgobernadora de Zacatecas, Monreal Ávila. El documento, sellado con un “FALSE” en rojo, intenta desmentir una narrativa que ha cobrado fuerza en un momento políticamente delicado.
El contexto de esta aclaración es revelador. Las relaciones bilaterales han estado marcadas por investigaciones de agencias como la DEA, que en 2024, investigó al expresidente Andrés Manuel López Obrador por supuestos nexos con el cártel de Sinaloa, basándose en testimonios de narcos extraditados, aunque sin pruebas concluyentes. Más reciente, en mayo de 2025, la administración de Donald Trump comenzó a imponer restricciones de visa a políticos mexicanos señalados por presunta corrupción ligada al narco, incluyendo al gobernador Villarreal de Tamaulipas, quien ha negado las acusaciones. Estas acciones han tensado aún más la relación con el gobierno de Claudia Sheinbaum, quien ha defendido la soberanía nacional frente a las presiones de EU.
El comunicado de la embajada podría ser un intento de calmar las aguas con México, pero su timing genera dudas: ¿es solo una corrección de rumores o una estrategia para evitar un conflicto mayor? Casos históricos, como la condena en EU del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna por proteger al cártel de Sinaloa, alimentan la desconfianza. En un país donde la guerra contra el narco ha dejado más de 460 mil homicidios desde 2006, según el Consejo de Relaciones Exteriores, la línea entre política y crimen sigue siendo inquietantemente borrosa.