Enfrentamientos en Los Ángeles: Trump endurece su política migratoria y declara "invasión", mientras Sheinbaum aboga por la paz y una reforma Integral
Los enfrentamientos en Los Ángeles son un reflejo de la creciente polarización en torno a la migración, con Trump apostando por la mano dura.
Los Ángeles.— La ciudad de Los Ángeles se encuentra sumida en un torbellino de violencia y tensión tras tres días consecutivos de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas federales, en respuesta a una serie de redadas migratorias orquestadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Estas operaciones, intensificadas bajo la administración del presidente Donald Trump, han desatado una crisis social y política que pone en el centro del debate la polarización sobre la migración, con un saldo preliminar de al menos 118 detenciones, incluyendo 35 ciudadanos mexicanos, y decenas de heridos. Mientras Trump refuerza su retórica antiinmigrante y despliega miles de efectivos de la Guardia Nacional, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, alza la voz contra la violencia y propone un enfoque basado en el diálogo y los derechos humanos, exponiendo una profunda brecha entre las posturas de ambos líderes.
Escalada de Violencia en Los Ángeles
Desde el viernes 6 de junio, Los Ángeles ha sido escenario de protestas masivas en rechazo a las redadas migratorias, que han tomado como blanco zonas de alta población latina, como el Distrito de la Moda, una tienda Home Depot en Paramount y una cafetería en el centro de la ciudad. Los operativos, apoyados por el FBI y la DEA, han resultado en la detención de al menos 44 personas por presuntas violaciones migratorias, con reportes contradictorios sobre el número exacto de mexicanos afectados: el cónsul general Carlos González Gutiérrez estima que dos terceras partes de los detenidos son mexicanos, mientras que la presidenta Sheinbaum confirmó 35 connacionales arrestados.
Los enfrentamientos alcanzaron su punto álgido el sábado en Paramount, donde manifestantes, algunos ondeando banderas mexicanas, intentaron bloquear vehículos de ICE con barricadas improvisadas, carritos de basura y objetos incendiados. Las autoridades respondieron con tácticas agresivas, utilizando gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma, lo que dejó un saldo de heridos y arrestos, incluyendo al líder sindical David Huerta, quien intentaba documentar los operativos. Videos en redes sociales muestran escenas caóticas, con agentes en uniformes militares enfrentándose a multitudes que coreaban consignas como “¡Fuera ICE!”. Estas imágenes han generado controversia, especialmente por la presencia de banderas mexicanas, lo que llevó al embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, a declarar que los “manifestantes violentos no representan al pueblo mexicano, digno y trabajador”.
El domingo, la llegada de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional, ordenada por Trump, marcó un nuevo capítulo de tensión. Las protestas continuaron frente al Centro de Detención Metropolitano, declarado zona de concentración ilegal, lo que derivó en más detenciones. La policía de Los Ángeles reportó el uso de equipo antimotines para dispersar a los manifestantes, mientras que activistas denunciaron condiciones de hacinamiento, falta de comida y agua, y restricciones al acceso de abogados en los centros de detención.
Trump y el Endurecimiento de su Política Migratoria
El presidente Donald Trump ha adoptado una postura intransigente, calificando las protestas como una “invasión” y justificando el despliegue de la Guardia Nacional bajo la Ley de Insurrección de 1807. En declaraciones a la prensa, Trump afirmó que las tropas garantizarán “una ley y un orden muy fuertes” y no descartó enviar 500 marines adicionales desde Camp Pendleton, una medida que ha generado alarma entre líderes locales. Su retórica, cada vez más incendiaria, ha señalado a los migrantes como responsables de la violencia, acusándolos de “delincuencia” y prometiendo deportaciones masivas que podrían alcanzar un millón de personas al año.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, reforzó esta postura en X, advirtiendo que “no se tolerará la interferencia con las operaciones de ICE”. Por su parte, Tom Homan, nombrado “zar de la frontera”, defendió las redadas como esenciales para “detener la invasión de delincuentes ilegales”. Estas declaraciones contrastan con las críticas de activistas, quienes denuncian que los operativos, realizados los fines de semana para dificultar la defensa legal, son un “ataque terrorista” contra trabajadores y familias. La congresista Maxine Waters, a quien se le negó el acceso al Centro de Detención Metropolitano, calificó la presencia de la Guardia Nacional como “innecesaria” y advirtió sobre el riesgo de un “incidente violento”.
El despliegue militar y las tácticas agresivas han sido criticadas por el gobernador de California, Gavin Newsom, quien exigió por escrito el retiro de los 2,000 efectivos de la Guardia Nacional, argumentando que no fueron solicitados por las autoridades locales y que su presencia “solo intensificará las tensiones”. Newsom acusó a Trump de “exacerbar el conflicto” con una maniobra “deliberadamente incendiaria”.
La Respuesta de Claudia Sheinbaum: Un Llamado a la Paz y al Diálogo
Desde San Andrés Cholula, Puebla, la presidenta Claudia Sheinbaum ha condenado enérgicamente las redadas y el uso de la fuerza, subrayando que “no es con redadas ni con violencia como se va a atender el fenómeno migratorio”. En un discurso durante la inauguración de dos torres médicas, Sheinbaum defendió a los migrantes mexicanos, a quienes calificó como “héroes y heroínas” que sostienen la economía de ciudades como Los Ángeles y Nueva York. Rechazó categóricamente la criminalización de los migrantes, afirmando que “no son criminales, son hombres y mujeres de bien” que merecen respeto por sus derechos humanos.
Sheinbaum propuso una reforma migratoria integral como la solución al fenómeno migratorio, instando al gobierno de Trump a sentarse a dialogar en lugar de recurrir a medidas coercitivas. Recordó que el propio Trump, durante la firma del tratado comercial en 2020, reconoció la contribución de los mexicanos a la economía estadounidense, y exigió que esa postura se traduzca en políticas concretas. Además, anunció que la red consular mexicana, liderada por el cónsul Carlos González Gutiérrez en Los Ángeles, ya está en contacto con los 35 mexicanos detenidos y sus familias, ofreciendo asesoría legal y apoyo médico. El programa “México te abraza” garantizará a los deportados acceso a programas sociales, seguridad social y un apoyo económico de 2,000 pesos.
La mandataria también hizo un llamado a la paz, exhortando a los manifestantes a evitar la violencia y a no “exacerbar ninguna forma violenta de manifestación”. Este mensaje fue respaldado por el cónsul González Gutiérrez, quien pidió a la comunidad mexicana en Los Ángeles protestar de manera pacífica. Sin embargo, la postura de Sheinbaum enfrenta críticas internas: algunos sectores, como los reflejados en publicaciones en X, acusan a su gobierno de haberse “doblado” ante las presiones de Trump en el pasado, como el despliegue de 10,000 efectivos de la Guardia Nacional mexicana en la frontera para frenar la migración, a cambio de pausas en aranceles.
Otras Aristas del Conflicto
El embajador Ronald Johnson, desde México, intentó desmarcar las protestas violentas de la imagen del pueblo mexicano, destacando en X que los manifestantes violentos “no representan” a una comunidad “digna y trabajadora”. Su mensaje, sin embargo, ha sido interpretado por algunos como una forma de justificar las redadas al desvincularlas de un ataque generalizado contra los mexicanos.
En Los Ángeles, la alcaldesa Karen Bass y activistas como Angélica Salas han denunciado la ruptura de la política de “ciudad santuario”, que prohíbe la colaboración del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) con ICE en detenciones migratorias. Salas acusó a las autoridades locales de “romper su promesa” al no contener los operativos federales. La comunidad latina, que representa una parte significativa de la población de la ciudad, ha respondido con boicots laborales y un “Día sin Inmigrantes” el 3 de febrero, que resultó en una caída del 28% en la asistencia escolar y el cierre de 250 negocios.
En el ámbito internacional, las redadas han avivado las tensiones bilaterales. México, que enfrenta la posibilidad de recibir miles de deportados, ha intensificado operativos en su frontera norte para cumplir con las exigencias de Trump, aunque expertos advierten que el país no está preparado para absorber el impacto de deportaciones masivas. La extensión de los operativos a otras ciudades, como Manhattan, donde cinco personas fueron detenidas el sábado, sugiere que la política de Trump no se limitará a California, lo que podría amplificar el conflicto.
Un Futuro Incierto
Los enfrentamientos en Los Ángeles son un reflejo de la creciente polarización en torno a la migración, con Trump apostando por la mano dura y Sheinbaum abogando por una solución negociada. Mientras las calles de la ciudad siguen marcadas por el sonido de las granadas aturdidoras y los gritos de los manifestantes, la pregunta sigue siendo si el diálogo propuesto por México encontrará eco en Washington o si la escalada de violencia marcará el rumbo de esta crisis. Lo que está claro es que las heridas abiertas en Los Ángeles no sanarán pronto, y el destino de miles de migrantes pende de un hilo en este enfrentamiento transfronterizo.