Escándalo en las altas esferas: Nestlé echa a su CEO por un romance oculto
Laurent Freixe deja la dirección ejecutiva tras una investigación interna que reveló un romance no reportado con una subordinada. Philipp Navratil asume el cargo
Suiza.- En un golpe inesperado para el gigante suizo de los alimentos, Nestlé ha despedido a su director ejecutivo, Laurent Freixe, por mantener una relación romántica no declarada con una subordinada directa. La decisión, anunciada este 1 de septiembre de 2025, surge de una investigación interna supervisada por el presidente Paul Bulcke y el director independiente principal Pablo Isla, y resalta las grietas en la cúpula de una empresa que presume de valores éticos inquebrantables.
Freixe, de 62 años y con más de cuatro décadas en Nestlé, asumió el cargo en septiembre de 2024 tras la salida abrupta de su antecesor, Mark Schneider, quien dejó la compañía en medio de críticas por un bajo rendimiento en ventas y controversias sobre la gestión de productos como el agua embotellada y fórmulas infantiles. Bajo Freixe, Nestlé buscaba estabilizarse, pero este escándalo personal lo ha truncado todo. Philipp Navratil, un veterano de la casa desde 2001 con experiencia en mercados como Honduras y México, y recientemente al frente de Nespresso, lo reemplaza de inmediato. Bulcke lo justificó en un comunicado: "Fue una decisión necesaria. Los valores y la gobernanza de Nestlé son los cimientos sólidos de nuestra empresa".
Este caso no es aislado en el mundo corporativo. Recuerda episodios como el de McDonald's en 2019, cuando Steve Easterbrook fue destituido por un romance consensual pero no revelado, o el de Intel con Brian Krzanich en 2018. En el contexto post-#MeToo, estas políticas buscan mitigar riesgos de abuso de poder y conflictos de interés, aunque críticos argumentan que a veces penalizan relaciones adultas sin evidencia de coerción. Para Nestlé, con ventas anuales de unos 94 mil millones de francos suizos (datos de 2024), el mensaje es claro: nadie está por encima del código de conducta. Sin embargo, plantea preguntas incómodas sobre la hipocresía en multinacionales que enfrentan acusaciones más graves, como explotación laboral en cadenas de suministro de cacao. ¿Refleja esto una verdadera cultura ética o solo una limpieza de imagen? El tiempo, y los resultados financieros, lo dirán.