Espadas que desafían la gravedad: El inventor chino que trae la fantasía Wuxia a la realidad
Fan Shisan, estudiante de física, ha viralizado un vídeo en el que maneja sin mando visible drones disfrazados de espadas tradicionales chinas mediante sensores de movimiento e IA
China.- En un campo abierto cerca de Chengdu, un joven de 22 años llamado Fan Shisan, estudiante de física y creador de contenido, ha capturado la imaginación global con un espectáculo que parece sacado de una novela marcial china. Con un simple gesto de sus manos, Shisan lanza al aire una flota de drones diseñados como espadas tradicionales, que se elevan en perfecta formación, giran y descienden con precisión quirúrgica. El video, grabado al atardecer y compartido en redes el 7 de diciembre, acumula ya cientos de miles de vistas, mostrando no solo el vuelo sincronizado de una docena de estos aparatos, sino efectos de humo y luces LED que evocan las épicas batallas aéreas de las películas wuxia.
Este invento no es mero entretenimiento viral: surge en un contexto donde China lidera la innovación en drones, con un mercado que superó los 30 mil millones de dólares en 2024 según datos de la Administración de Aviación Civil china. Shisan, inspirado en la mitología de espadas voladoras como las de “Legend of the Condor Heroes”, integró sensores de movimiento y algoritmos de IA para traducir gestos en comandos aéreos, permitiendo maniobras fluidas sin controles remotos visibles. Es un puente entre la tradición cultural y la tecnología puntera, recordándonos cómo el folclore impulsa avances reales en un país que invierte fuertemente en robótica educativa.
Pero más allá del asombro, este logro invita a una reflexión crítica: ¿es solo un truco espectacular para likes, o un paso hacia aplicaciones prácticas como espectáculos aéreos masivos o incluso vigilancia no tripulada? Mientras el mundo debate la regulación de drones en espacios urbanos, creaciones como la de Shisan destacan el doble filo de la innovación china: fascinante, pero con riesgos éticos si se escala sin controles. En un era de IA omnipresente, este “hechicero moderno” nos obliga a preguntarnos si la magia tecnológica nos eleva o nos deja más expuestos al caos controlado.



