Estados Unidos abre la puerta para ir por capos mexicanos, pero Sheinbaum revira: “No entrarán como antes”
La postura mexicana, articulada por la SRE, refleja un cambio de paradigma. “Estados Unidos quisiera entrar como antes, pero este México ya cambió”.
CDMX.— Washington presiona para acelerar la extradición de líderes del narcotráfico mexicano, pero México, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, responde con firmeza: las reglas han cambiado y la soberanía no está en negociación. Según reportes, Estados Unidos busca intensificar la cooperación bilateral en seguridad, evocando mecanismos como la extinta Iniciativa Mérida, con el objetivo de capturar a figuras clave de cárteles como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG). Sin embargo, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) advierte que cualquier colaboración debe respetar las prioridades y leyes mexicanas, marcando un choque de visiones que podría redefinir la relación entre ambos países.
Las negociaciones, que incluyen la extradición de presuntos capos como Ismael “El Mayo” Zambada o Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, reflejan la urgencia de Washington por desmantelar redes transnacionales del crimen organizado. Un funcionario estadounidense, citado por citado por medios, fue claro: “Queremos a los peces gordos, los que mueven los hilos”. Pero el proceso no es sencillo. México exige garantías legales, como la exclusión de la pena de muerte para los extraditados, y enfrenta un dilema político: ceder a las demandas de EU podría interpretarse como debilidad, mientras que resistirse podría tensar una relación bilateral ya de por sí compleja.
La postura mexicana, articulada por la SRE, refleja un cambio de paradigma. “Estados Unidos quisiera entrar como antes, pero este México ya cambió”, declaró un funcionario, subrayando que la agenda de seguridad la define el gobierno de Sheinbaum, no Washington. Este tono asertivo responde a propuestas estadounidenses que incluyen mayor presencia de agencias como la DEA y operativos conjuntos, iniciativas que México ve con recelo. “No vamos a permitir que nos dicten la agenda”, insistió la SRE, en un mensaje que resuena con sectores nacionalistas y legisladores como Lilly Téllez, quien advirtió contra convertir a México en “el patio trasero de Estados Unidos”.
El trasfondo es un México que, tras décadas de cooperación asimétrica, busca equilibrar la balanza. Analistas señalan que EU no ha ajustado su estrategia al nuevo contexto político mexicano, donde la narrativa de soberanía pesa más que nunca. En efecto, las negociaciones tocan fibras sensibles, desde el comercio bajo el T-MEC hasta la gestión migratoria, con implicaciones que trascienden la lucha contra el narco.
En México, las reacciones son mixtas. Mientras la SRE promete evaluar cada caso de extradición respetando los derechos humanos, legisladores progubernamentales acusan a EU de usar el narcotráfico como pretexto para intervenir.
Las próximas mesas de diálogo serán cruciales. México propone una cooperación “equitativa, transparente y respetuosa”, mientras EU insiste en retomar un rol protagónico en la seguridad regional. Por ahora, Sheinbaum ha dejado claro que México no cederá terreno fácilmente. La puerta que EU intenta abrir no se abrirá como en el pasado.