Expropiaciones en la Mira: Monreal Frena a Armenta en el Conflicto por Lomas de Angelópolis
El conflicto tiene raíces profundas. Lomas de Angelópolis, un desarrollo residencial de lujo, ha sido durante décadas un símbolo de desigualdad en la región
CDMX.- En un nuevo capítulo de tensiones dentro del partido Morena, el diputado Ricardo Monreal salió al paso para pedirle al gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, que agote el diálogo antes de recurrir a la expropiación de tierras en la exclusiva zona de Lomas de Angelópolis. La controversia estalló luego de que Armenta diera un ultimátum a Grupo Proyecta, exigiendo la donación de dos hectáreas para construir viviendas destinadas a policías, bajo la amenaza de expropiar el doble—cuatro hectáreas—si no acceden voluntariamente. Este enfrentamiento no solo expone las grietas internas de Morena, sino que también reaviva un debate histórico sobre la justicia en el uso de la tierra en Puebla.
El conflicto tiene raíces profundas. Lomas de Angelópolis, un desarrollo residencial de lujo, ha sido durante décadas un símbolo de desigualdad en la región. Según investigaciones periodísticas, los terrenos donde hoy se erige este exclusivo fraccionamiento fueron adquiridos en 1992 de campesinos a precios irrisorios, dejando a comunidades enteras en la miseria mientras los socios de Grupo Proyecta, como la familia Posada Coeto, amasaban fortunas. La operación, que nunca formó parte del plan de desarrollo Atlixcáyotl-Quetzacóatl, se benefició de infraestructura pública y conexiones políticas de figuras como Pedro Aspe y Miguel Quirós Pérez, según reportes de Status Puebla. Ahora, con Grupo México—propiedad del magnate Germán Larrea—controlando el 60% de Grupo Proyecta tras una compra estimada en 5 mil millones de pesos en marzo de 2025, el panorama se complica aún más.
Armenta, alineado con el proyecto de la presidenta Claudia Sheinbaum para edificar viviendas para jóvenes, mujeres y cuerpos de seguridad, argumenta que su solicitud a Grupo Proyecta es un acto de justicia social. “Han tenido riqueza y se han beneficiado mucho”, señaló el gobernador, refiriéndose a los desarrolladores inmobiliarios. Sin embargo, su postura ha generado críticas. Mientras los empresarios de Grupo Proyecta ofrecieron vender las tierras a un precio fijado, Armenta insiste en que la entrega debe ser un “donativo voluntario”, lo que algunos han interpretado como una presión velada con tintes de extorsión. El ultimátum de expropiar cuatro hectáreas si no ceden las dos solicitadas ha encendido las alarmas, especialmente en un contexto donde la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha advertido que este tipo de tácticas ahuyentan la inversión en Puebla, un estado que, a pesar de contar con zonas de alto valor como Lomas de Angelópolis, sigue lidiando con profundas brechas económicas.
Monreal, conocido por su estilo conciliador dentro de Morena, ha intentado bajar la temperatura. En una conferencia de prensa, enfatizó que “deben agotarse todas las vías de diálogo” antes de recurrir a medidas tan drásticas como la expropiación. Su intervención no es casual: el diputado busca evitar que este conflicto escale y afecte la imagen de Morena de cara a las elecciones del 1 de junio de 2025, donde el partido busca consolidar su poder. Sin embargo, las reacciones en redes sociales reflejan el escepticismo de la ciudadanía. Usuarios como @cucebrio1 han calificado a Monreal de “mafioso multipropiedades”, mientras que @HundMati critica la torpeza política de Armenta, señalando que su ultimátum suena más a un “buscapleitos de barrio” que a un gobernador.
Este caso pone sobre la mesa un dilema mayor: ¿hasta dónde puede llegar el Estado en su búsqueda de justicia social sin cruzar la línea hacia el abuso de poder? La historia de Lomas de Angelópolis es un recordatorio de las heridas aún abiertas por la desigualdad en el desarrollo urbano de México. Mientras Armenta insiste en su plan, y Monreal aboga por el diálogo, la ciudadanía y los empresarios esperan una resolución que no termine en un nuevo capítulo de agravios. Lo que está en juego no es solo un terreno, sino la confianza en un sistema que históricamente ha favorecido a unos pocos a costa de muchos.