"¡Fuera Berdegué!": El grito de los campesinos que sacude la Segob y expone la crisis del campo mexicano
Agricultores rechazan oferta de 5,200 pesos por tonelada y exigen 7,200; bloqueos nacionales en curso
CDMX.- En una jornada tensa que refleja la creciente frustración del sector agrícola, campesinos de diversos estados intentaron ingresar a las instalaciones de la Secretaría de Gobernación (Segob) en la Ciudad de México, al grito de “¡Fuera Berdegué!”, en protesta por el rechazo de su demanda de un precio de garantía de 7,200 pesos por tonelada de maíz. La oferta oficial, de apenas 5,200 pesos, fue considerada insuficiente por los manifestantes, quienes ven en esta disparidad una burla a sus esfuerzos y una amenaza a su sustento.
El video, muestra un escenario caótico: policías intentando contener a una multitud de agricultores, mientras otros graban la escena con sus teléfonos. El ambiente es de exasperación, con empujones, gritos y una palpable sensación de descontento. La protesta no es un hecho aislado, sino parte de un paro nacional que este 27 de octubre ha bloqueado carreteras en estados como Michoacán, Tamaulipas, Baja California, Guanajuato y el Estado de México, en un intento por visibilizar la crisis que atraviesa el sector.
El precio de garantía para el maíz, establecido por el gobierno federal a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), asciende actualmente a 5,610 pesos por tonelada, según datos oficiales. Sin embargo, los campesinos argumentan que este monto no cubre ni los costos de producción ni las pérdidas derivadas de la inflación y los bajos rendimientos. La reunión con autoridades en la Segob, liderada por Julio Berdegué, titular de la Sader, no solo no logró acercar posturas, sino que exacerbó las tensiones, al ofrecer una cifra aún menor a la ya insuficiente.
Esta protesta no solo pone en evidencia la desconexión entre las políticas agrícolas y las realidades del campo, sino también la incapacidad del gobierno para responder a las demandas de un sector que, históricamente, ha sido la base de la soberanía alimentaria del país. Mientras los campesinos ven cómo sus ingresos se erosionan, el gobierno parece priorizar otros gastos, como el aumento de sueldos a funcionarios o eventos de celebración, lo que alimenta la percepción de que el campo no está en la agenda real de las autoridades.
La imagen de los agricultores frente a la Segob, con sus rostros de frustración y determinación, no solo es un llamado de atención, sino un recordatorio de que la paciencia del campo tiene un límite. Si no se toman medidas urgentes, el grito de “¡Fuera Berdegué!” podría convertirse en un eco más amplio de descontento, con consecuencias impredecibles para la estabilidad social y económica del país.



