¡Golpe al huachicol en Tabasco! Más de 3 millones de litros de combustible robado decomisados en un solo predio
En 2019, López Obrador afirmó que el huachicol había sido erradicado, una declaración que hoy suena más a optimismo político que a realidad.
Tabasco.- En un operativo que sacude las entrañas del crimen organizado, autoridades federales y estatales aseguraron más de 3 millones de litros de combustible robado, conocido como huachicol, en un predio en Tabasco. La acción, coordinada por el Gabinete de Seguridad, no solo confiscó 3,123,200 litros de hidrocarburo, sino también 18 vehículos, tres equipos de maquinaria y 3,904 contenedores metálicos, evidenciando la magnitud de esta operación ilícita. Pero, ¿qué nos dice este decomiso sobre la lucha contra el robo de combustible en México, especialmente en un estado gobernado por Morena, cuna del expresidente Andrés Manuel López Obrador, el mismo de los "abrazos no balazos" y del "pueblo bueno y sabio"? Analicemos los detalles con ojo crítico.
El operativo, ejecutado en la ranchería Plátano y Cacao, Segunda Sección, en el municipio de Centro, Tabasco, fue resultado de labores de inteligencia que identificaron un predio en la carretera Costera del Golfo, Cárdenas-Villahermosa, como un centro de almacenamiento de combustible robado. Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), informó el 29 de mayo a través de sus redes sociales que el aseguramiento se logró gracias a la colaboración entre la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar), la Fiscalía General de la República (FGR), la Guardia Nacional, Pemex Logística, la Secretaría de Seguridad de Tabasco y Protección Civil. El predio quedó bajo resguardo policial, y lo incautado está a disposición del Ministerio Público para continuar las investigaciones.
Este decomiso no es un hecho aislado. En las últimas semanas, México ha registrado operativos significativos contra el huachicol, 10 millones de litros en Tamaulipas en marzo, 7.9 millones en Baja California y 1.5 millones en Tabasco a mediados de mayo. Estos números reflejan un esfuerzo sostenido, pero también la persistencia del problema. En 2024, Pemex reportó una disminución del 13.4% en tomas clandestinas (10,393 perforaciones), pero el volumen decomisado este año sugiere que el robo de combustible sigue siendo un negocio millonario.
El contexto es revelador. Tabasco, gobernado por Morena, es el estado de origen de López Obrador, quien durante su sexenio prometió erradicar el huachicol con una estrategia de "abrazos no balazos" y una confianza en el "pueblo bueno y sabio". Sin embargo, el decomiso de más de 3 millones de litros en un solo predio pone en duda la efectividad de esas promesas. En 2019, López Obrador afirmó que el huachicol había sido erradicado, una declaración que hoy suena más a optimismo político que a realidad. El “huachicol fiscal” —combustible introducido al país bajo falsas denominaciones para evadir impuestos— representa entre el 30% y 40% del mercado, con pérdidas estimadas en 150,000 millones de pesos anuales para el erario. Esto no solo afecta las finanzas públicas, sino que fortalece a cárteles como el Jalisco Nueva Generación, que han diversificado sus operaciones hacia el robo y distribución de hidrocarburos.
Sin embargo, el operativo plantea preguntas incómodas. ¿Por qué no se reportaron detenciones en un decomiso de esta magnitud? La ausencia de arrestos, también vista en casos como el de Tamaulipas, sugiere que las redes detrás del huachicol operan con impunidad o con protección de alto nivel. Además, la infraestructura encontrada —miles de contenedores y maquinaria especializada— indica una logística sofisticada que no podría pasar desapercibida sin complicidades locales. ¿Están las autoridades atacando la raíz del problema o solo los síntomas? Y en un estado como Tabasco, donde Morena ha consolidado su poder, ¿qué tan profundo es el compromiso para desmantelar estas redes?
La presidenta Claudia Sheinbaum ha prometido una nueva estrategia centrada en la trazabilidad de combustibles y mayores controles en aduanas. Pero mientras el huachicol siga siendo un negocio tan lucrativo, los operativos, aunque espectaculares, podrían ser insuficientes sin una ofensiva integral contra la corrupción y las redes de distribución. Este decomiso es un paso, pero la guerra contra el huachicol está lejos de ganarse, especialmente en un estado que simboliza las contradicciones de la "cuarta transformación".