Google lanza Gemini 3, su modelo de IA más avanzado con capacidad nativa para texto, imagen, audio y vídeo
Gemini 3, presentado este 18 de noviembre, supera en benchmarks a GPT-4 en tareas multimodales y reduce hasta un 40% la latencia
EU.- En un movimiento que huele a urgencia competitiva, Google desveló Gemini 3, su modelo de inteligencia artificial más ambicioso hasta la fecha. Capaz de procesar y generar texto, imágenes, audio y video en un ecosistema unificado, el nuevo sistema promete resolver problemas complejos y codificar tareas que superan con creces a sus predecesores, como el Gemini 1.5 lanzado hace más de un año. Integrado de inmediato en el buscador de Google, ya permite consultas “agenticas” que razonan paso a paso, desde analizar un video para sugerir código hasta generar arte sonoro a partir de un prompt vago. No es hype vacío: benchmarks independientes lo sitúan por encima de GPT-4 en latencia multimodal, con una reducción del 40% en tiempos de respuesta para tareas híbridas.
Pero vayamos al fondo: esta no es solo una actualización técnica, sino un contraataque en la feroz batalla por dominar la IA. Hace ocho meses, con Gemini 2.5, Google aún cojeaba frente al ímpetu de OpenAI y su GPT-5, que capturó el 60% del mercado de herramientas generativas según Statista. Ahora, con tres variantes —Ultra para potencia bruta, Pro para uso diario y Nano para móviles—, Sundar Pichai busca reconquistar terreno, especialmente en empresas donde Gemini 3 ya está disponible en Google Cloud. El truco está en su “contexto nativo”: olvídate de explicarle tres veces una foto para que genere código; lo hace de un tirón, lo que podría revolucionar desde el desarrollo de apps hasta el periodismo automatizado. Sin embargo, ¿a qué costo? La integración en Search ya levanta cejas por posibles sesgos amplificados en respuestas multimedia.
Críticamente, Gemini 3 acelera una carrera que prioriza velocidad sobre ética: ¿quién audita estos modelos cuando procesan video en tiempo real, potencialmente manipulando narrativas? Google jura avances en seguridad, pero el historial —recuerden el fiasco de Bard en 2023— invita al escepticismo. Para usuarios como yo, que hemos visto promesas similares evaporarse, esto es un paso intrigante, pero no el mesías. Si resiste el escrutinio, podría democratizar la IA; si no, solo engordará el monopolio de Big Tech. Estaremos atentos.



