“Habemus Papam”: El Vaticano Abraza un Nuevo Capítulo con la Fumata Blanca
La chimenea de la Capilla Sixtina liberó la tan esperada fumata blanca
Vaticano.- En un mundo acelerado por la tecnología y la inmediatez, el Vaticano nos recuerda que hay rituales que resisten el paso del tiempo. Este 8 de mayo de 2025, a las 18:08 horas (hora de Roma), la chimenea de la Capilla Sixtina liberó la tan esperada fumata blanca, anunciando al mundo que los 133 cardenales reunidos en cónclave han elegido al nuevo líder de la Iglesia Católica, el 267º sucesor de San Pedro. La plaza de San Pedro estalló en júbilo, con miles de fieles y curiosos celebrando el fin de la incertidumbre tras la muerte del papa Francisco. Pero más allá del simbolismo, este momento plantea preguntas cruciales: ¿quién es el nuevo pontífice y qué rumbo tomará una institución que enfrenta desafíos modernos sin precedentes?
El cónclave, que comenzó el 7 de mayo, no estuvo exento de tensiones. La primera jornada terminó con una fumata negra a las 21:00, tras un retraso atribuido a una meditación prolongada del cardenal Raniero Cantalamessa y la inexperiencia de algunos cardenales en el proceso. La mañana del jueves trajo otra fumata negra a las 11:51, reflejando la dificultad para alcanzar los 89 votos necesarios (dos tercios de los electores). Las especulaciones apuntaban a una división entre los partidarios de la línea pastoral de Francisco, como el cardenal Pietro Parolin, y quienes buscan un giro más conservador, como el cardenal Péter Erdő. Sin embargo, en la cuarta votación de la tarde, el consenso llegó, y el humo blanco marcó un punto de inflexión.
El proceso, cargado de simbolismo, revela tanto la fuerza como las contradicciones de la Iglesia. En una era de redes sociales y transparencia, los cardenales permanecen incomunicados, con inhibidores de señal y juramentos de secreto bajo pena de excomunión. La fumata, un método de comunicación que data del siglo XIX, sigue siendo el lenguaje universal para anunciar la decisión. Pero no todo es anacronismo, el Vaticano ha desplegado un sofisticado aparato mediático, con drones y transmisiones en YouTube que capturan cada detalle, desde las gaviotas posadas en la chimenea hasta las multitudes en San Pedro.
El contexto histórico agrega peso a este momento. El cónclave de 2025 es el más diverso en la historia, con cardenales de 70 países, reflejando la globalización de la Iglesia. La muerte de Francisco, tras un pontificado marcado por la inclusión y la reforma, dejó un vacío en una institución fragmentada entre progresistas y conservadores. Las Congregaciones Generales previas al cónclave, iniciadas el 22 de abril, subrayaron la necesidad de un líder que una a los 1.400 millones de católicos y dialogue con un mundo en crisis. Figuras como Parolin, con su experiencia diplomática, o Robert Prevost, cercano a Francisco, figuraban entre los favoritos, aunque el secretismo del proceso hace que el nombre del nuevo papa siga siendo un misterio hasta el anuncio oficial.
Este “Habemus Papam” no es solo un ritual; es un termómetro de la dirección que tomará la Iglesia. ¿Seguirá el nuevo pontífice la senda de apertura de Francisco o buscará restaurar un enfoque más tradicional? La bendición Urbi et Orbi que impartirá desde el balcón de San Pedro será su primera declaración de intenciones. Mientras el mundo espera conocer su identidad, el contraste entre la solemnidad del cónclave y la expectación global nos recuerda que la Iglesia, con sus contradicciones, sigue siendo un faro de influencia en un planeta en transformación.