Huachicol: Sheinbaum presume decomisos que exhiben las mentiras de AMLO
AMLO afirmó que el huachicol estaba erradicado, pero las incautaciones de Sheinbaum muestran lo contrario. ¿Exageración, engaño o estrategia política? Los datos apuntan a una verdad incómoda.
Análisis.- En un giro que sacude los cimientos de la narrativa de la Cuarta Transformación, la presidenta Claudia Sheinbaum parece estar utilizando los espectaculares decomisos de huachicol como una herramienta para deslindarse de su mentor político, Andrés Manuel López Obrador, y exhibir las grietas de su legado. Mientras AMLO proclamó en múltiples ocasiones haber erradicado el robo de combustibles, los operativos recientes bajo el mando de Sheinbaum demuestran que el problema no solo persistió durante el sexenio anterior, sino que floreció en un negocio multimillonario bajo la complacencia o incapacidad de su gobierno. Este contraste no parece casual, los anuncios de “decomisos históricos” por parte del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, no solo golpean a las redes criminales, sino que también lanzan un dardo al corazón de la retórica de López Obrador, quien durante años aseguró que el huachicol era cosa del pasado.
El 29 de junio de 2025, el gobierno de Sheinbaum anunció con bombo y platillo la desarticulación de una red criminal dedicada al robo de hidrocarburos en cuatro estados, con 32 detenidos y la incautación de casi 16 millones de pesos, 36 armas, y volúmenes masivos de combustible robado. Apenas en abril, se decomisaron 10 millones de litros de diésel en un buque en Tampico, y en mayo, 4 millones de litros en Tabasco. Estos números, presentados como “históricos” por la actual administración, contrastan brutalmente con las afirmaciones de AMLO, quien en 2019 declaró que “se acabó el huachicol arriba y abajo” y en 2024 presumió una reducción del 95% en el robo de combustibles. Sin embargo, los datos de Pemex pintan una realidad distinta, en 2024, las pérdidas por huachicol alcanzaron los 20,428 millones de pesos, apenas un 1.3% menos que en 2023, y se detectaron 9,877 tomas clandestinas, un problema que nunca desapareció.
Sheinbaum, lejos de mantener la narrativa de continuidad que la ató a AMLO durante la campaña, parece estar marcando un distanciamiento estratégico. Cada decomiso anunciado con gran fanfarria no solo resalta los logros de su administración, sino que implícitamente cuestiona la efectividad del gobierno anterior. La presidenta ha destacado que estos operativos son fruto de “investigaciones profundas” y una “coordinación institucional” que brilló por su ausencia en el sexenio pasado. La propia Sheinbaum ha admitido que el huachicol sigue siendo un problema, contradiciendo directamente las declaraciones triunfalistas de AMLO. En su conferencia matutina del 30 de junio de 2025, afirmó que su objetivo es “erradicar el huachicol por completo”, una meta que, según sus propias palabras, AMLO no logró, aunque “avanzó mucho”. Este reconocimiento tácito de que el problema persiste es un golpe directo a la imagen de infalibilidad que López Obrador cultivó durante seis años.
El caso del buque “Challenge Procyon” en Tampico es particularmente revelador. Este barco, decomisado en abril de 2025 con 10 millones de litros de diésel de contrabando, ya había sido señalado en reportajes periodísticos y redes sociales en 2024, descargando combustible ilegal en Altamira sin que las autoridades aduaneras o la Guardia Nacional, bajo el mando de AMLO, intervinieran. La corrupción en la Agencia Nacional de Aduanas y las aduanas marítimas permitió, según estimaciones, un fraude fiscal de más de 80 mil millones de pesos durante el sexenio pasado, con combustibles ingresados desde Estados Unidos bajo la fachada de “aceites” u otros productos. Este hecho, documentado por medios como Código Magenta, no solo pone en evidencia la inacción del gobierno de AMLO, sino que plantea preguntas inquietantes: ¿fue negligencia o complicidad? Sheinbaum, al destacar estos decomisos, parece estar respondiendo con hechos, exhibiendo lo que su antecesor prefirió ocultar.
La estrategia de Sheinbaum no es solo un ejercicio de seguridad pública, sino también un movimiento político calculado. Al resaltar la magnitud del huachicol y la presunta colusión de funcionarios públicos —como lo confirmó en su mañanera del 30 de junio, al señalar que “es imposible que no hubiera colaboración de funcionarios” en estas redes— la presidenta no solo limpia la casa, sino que lanza una crítica velada a la permisividad del gobierno anterior. La desarticulación de una red en el centro del país, con líderes como Cirio Sergio “N” y Luis Miguel “N” (alias “El Flaco de Oro”), pone en el reflector la sofisticación de estas operaciones, que difícilmente pudieron operar sin protección oficial durante el sexenio de AMLO. La narrativa de Sheinbaum, respaldada por operativos de alto perfil, contrasta con el discurso de López Obrador, quien minimizó el problema y llegó a culpar a los “conservadores” por exagerarlo.
En las redes sociales, el contraste no ha pasado desapercibido. Usuarios han acusado a Sheinbaum de usar estos decomisos para “exhibir la podredumbre” del gobierno de AMLO, mientras otros señalan que el resurgimiento del huachicol bajo su administración pone en duda su propia estrategia de seguridad. “¿No que AMLO ya había acabado con el huachicol?”, cuestionó un usuario en X, mientras otro acusó a Sheinbaum de traicionar a su mentor político al “sacar los trapos sucios” de su sexenio. Estas reacciones reflejan una creciente percepción de ruptura entre la presidenta y su antecesor, una fractura que se amplifica con cada anuncio de un nuevo decomiso.
Sin embargo, la estrategia de Sheinbaum no está exenta de riesgos. Al exponer las fallas del gobierno de AMLO, la presidenta podría alienar a la base más leal de Morena, que aún ve a López Obrador como un líder intocable. Además, la persistencia del huachicol —con 5 millones de litros robados diariamente, según reportes— sugiere que, aunque los decomisos son espectaculares, el problema está lejos de ser erradicado. La presidenta enfrenta el desafío de demostrar que su enfoque, más basado en inteligencia y coordinación que en la retórica de “abrazos, no balazos”, puede tener resultados duraderos. Por ahora, cada litro de combustible decomisado no solo golpea a las mafias, sino que también resquebraja el mito de un AMLO que “resolvió” el huachicol, dejando en claro que Sheinbaum está dispuesta a construir su propio legado, aunque sea a costa de exhibir las mentiras de su predecesor.