Krampus despierta: El anti-Santa que convierte la Navidad en pesadilla alpina
Decenas de Krampus con cuernos y pieles recorren Austria, Baviera y el Tirol azotando a los “malos” en desfiles ancestrales que mezclan folclore pagano y catolicismo
Austria.- En las gélidas noches del 5 de diciembre, las calles nevadas de Austria, Baviera, el Tirol del Sur, Eslovenia y rincones de Chequia se transforman en un caos pagano. Un video viral capturado en los Alpes muestra a un Krampus –esa figura cornuda y peluda, mitad cabra, mitad demonio– rugiendo frente a una cabaña, rodeado de humo y ecos de campanas. Según la tradición, este “anti-Santa” azota a los niños traviesos con ramas y cadenas, mientras San Nicolás premia a los buenos. Lo que parece una escena de película de terror es, en realidad, el Krampuslauf, un desfile ruidoso y electrizante que atrae a miles de turistas en busca de adrenalina invernal.
Sus raíces se hunden en rituales precristianos del solsticio de invierno, donde el Krampus –cuyo nombre deriva del alemán “krampen”, garra– ahuyentaba espíritus malignos como hijo de Hel, diosa nórdica del inframundo. Aunque la Iglesia católica lo prohibió en el siglo XVII por su tinte demoníaco, resurgió en el siglo XX como símbolo de resistencia cultural en los Alpes. Hoy, estos desfiles no solo preservan un folclore de más de 500 años, sino que equilibran el consumismo navideño con un recordatorio crudo de la moral: el castigo como contrapeso al premio.
Pero ¿es este renacer un triunfo o una mercancía turística? Mientras locales lo ven como ritual esencial para exorcizar el invierno, los visitantes masivos –impulsados por redes sociales– arriesgan diluir su esencia auténtica en selfies y souvenirs. En un mundo donde la Navidad se ha blanqueado hasta el hastío, el Krampus ofrece un soplo salvaje, pero urge protegerlo de convertirse en otro espectáculo efímero. ¿Estás listo para que el diablo te visite este año?



