La CNTE regresa al Zócalo: sin acuerdos, el magisterio disidente calienta la calle y exige encuentro directo con Sheinbaum
El magisterio disidente no se anda con rodeos: exige la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 y el desmantelamiento de la reforma educativa bautizada como "Peña-AMLO".
CDMX.— Tras cuatro horas y media de un diálogo que parecía condenado al fracaso desde el arranque, la Comisión Nacional Única Negociadora de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) salió con las manos vacías de la Secretaría de Gobernación (Segob). La mesa de negociación con el gobierno federal, encabezada por la secretaria Rosa Icela Rodríguez, el titular de Educación Mario Delgado, el director del ISSSTE Martí Batres y un emisario de Hacienda, fue un ejercicio de frustración. La CNTE, fiel a su historial de lucha, acusó al gobierno de "cerrazón" y "oídos sordos", y con eso, el paro en el Zócalo de la Ciudad de México y la huelga magisterial seguirán encendidos, con la mira puesta en un cara a cara con la presidenta Claudia Sheinbaum.
El magisterio disidente no se anda con rodeos: exige la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 y el desmantelamiento de la reforma educativa bautizada como "Peña-AMLO", un híbrido que, según ellos, perpetúa los agravios contra los trabajadores de la educación. Pero en la mesa, el gobierno no cedió un ápice. "Esperábamos una respuesta nueva", soltó Yenni Pérez, secretaria de la sección 22 de Oaxaca, con la amargura de quien ya conoce el guion. "No se dio un debate, el gobierno se mantuvo en su posición", añadió, refiriéndose a los cinco ejes que la CNTE puso sobre la mesa en mayo, demandas que, según ella, el Estado ya tiene bien medidas y archivadas en el cajón del olvido.
La reunión fue un choque de trenes sin vencedores. Pedro Hernández, líder de la sección 9, no se guardó nada: "Continúa el plantón, continúa el paro, y serán nuestras instancias las que definirán los pasos siguientes, dada la cerrazón que hoy mostraron estos funcionarios". La advertencia es clara: la CNTE no va a levantar el dedo del renglón, y el Zócalo seguirá siendo su trinchera. Este lunes por la tarde, la Comisión Nacional Única Negociadora se encerrará a deliberar, y el martes 3 de junio podría haber un nuevo round con los federales, aunque el escepticismo reina.
El trasfondo no es menor. Mientras la CNTE se atrinchera, el país vive un torbellino político: las elecciones judiciales de 2025 ya suman gastos de campaña por 395 millones de pesos, 127 de ellos en comicios locales, según datos oficiales. Dinero que fluye mientras los maestros disidentes claman por ser escuchados. La CNTE no solo enfrenta un gobierno que parece jugar al desgaste, sino un sistema que, en su visión, prioriza agendas electorales sobre demandas laborales históricas. "El Estado ya nos tomó la medida", sentenció Pérez, y en esa frase se resume la desconfianza de un movimiento que no está dispuesto a ceder.
La pelota está ahora en la cancha de la Asamblea Nacional Representativa de la CNTE, que definirá si escalan las protestas o buscan nuevas formas de presionar. Por lo pronto, el Zócalo sigue tomado, la huelga no cede, y el magisterio disidente le manda un mensaje directo a Los Pinos: o habla Sheinbaum, o la calle seguirá hablando por ellos.