La Gucci de la 4T: Jesús Ernesto hijo de AMLO y la austeridad que nunca llegó a la familia López Obrador
La escena no es nueva. Jesús Ernesto, el benjamín de la familia López, ya ha sido señalado por su gusto por los lujos que contrastan con la narrativa de la Cuarta Transformación.
CDMX.— En un país donde el salario mínimo apenas alcanza para la canasta básica, el hijo menor de Andrés Manuel López Obrador, Jesús Ernesto, pasea su cartera Gucci como si la austeridad republicana fuera solo un eslogan para las masas. Las redes sociales, siempre implacables, hicieron viral la imagen del joven en el restaurante de comida corrida “La Casa de Toño”, buscando algo en su billetera Gucci Coin GG Supreme Kingsnake, un capricho de 10,420 pesos que no está al alcance del mexicano promedio. ¿Austeridad? Más bien un desplante de opulencia que le da un portazo en la cara al discurso de humildad que AMLO y su heredera, Claudia Sheinbaum, han machacado hasta el cansancio.
La escena no es nueva. Jesús Ernesto, el benjamín de la familia López, ya ha sido señalado por su gusto por los lujos que contrastan con la narrativa de la Cuarta Transformación. Mientras su padre predicaba desde Palacio Nacional que con 200 pesos “la arma” para la semana y que un par de zapatos es suficiente, su hijo se pasea con accesorios que valen la despensa de dos o tres meses de una familia promedio. “No robar, no mentir, no traicionar”, decía AMLO, pero parece que el memo de la austeridad no llegó al clóset de Jesús Ernesto. Y no es solo la cartera: el joven fue captado en abril en un palco del Estadio Ciudad de los Deportes, disfrutando un partido de la Concachampions como ferviente seguidor del América, un equipo que, para muchos en redes, simboliza el poder y la élite que Morena jura combatir. ¡Vaya ironía!
Las redes estallaron, como era de esperarse. “Jesús Ernesto le vuelve a tirar el discurso de austeridad republicana a su papá con su cartera Gucci”, tuiteó un usuario. Otro fue más allá: “No puede hablar de austeridad y luego su hijo con una cartera que vale lo que un chairo gasta en meses”. Claro, no faltaron los defensores que, con el fervor de una mañanera, argumentaron que la vida personal de Jesús Ernesto no debería ser escrutada. “Es su dinero, es su vida”, dicen, como si el problema fuera solamente el origen de los fondos y no la hipocresía de un movimiento que se jacta de representar a los pobres mientras sus allegados presumen lujos inalcanzables.
Sheinbaum, la guardiana de la 4T, no se queda atrás en esta tragicomedia. Su reciente carta a Morena, leída por Luisa María Alcalde, insistía en que los militantes deben rechazar la “parafernalia del poder”. ¿En serio, Claudia? Porque mientras tú hablas de humildad, el hijo del mesías de la austeridad se pasea con una billetera que cuesta más que el sueldo mensual de muchos mexicanos. Y no es solo Jesús Ernesto: desde Andrea Chávez en sus camionetas de lujo hasta Ricardo Monreal y sus helicópteros privados, la cúpula morenista parece vivir en una burbuja donde la austeridad es solo un discurso para los mítines, no una práctica para sus vidas.
La contradicción es tan descarada que hasta los simpatizantes más fieles empiezan a rascarse la cabeza. ¿Cómo se atreve Morena a hablar de “primero los pobres” cuando los suyos exhiben un estilo de vida que grita “primero los privilegios”? AMLO vendió el avión presidencial como símbolo de su cruzada contra los excesos, pero parece que olvidó repartir el manual de la humildad entre su familia y su partido. Mientras México lidia con la inseguridad, la inflación y la pobreza, los líderes de la 4T y sus allegados nos recuerdan que la austeridad es un cuento chino: bonita en el papel, pero imposible de encontrar en sus carteras Gucci o en los palcos del Estadio Azteca.
En este circo de la Cuarta Transformación, la humildad es solo un telón de fondo para los discursos. Y mientras Jesús Ernesto busca monedas en su billetera de lujo, el pueblo mexicano sigue buscando cómo estirar el sueldo para llegar a fin de mes. La 4T prometió un cambio, pero lo único que cambia es el precio de las carteras de sus protagonistas.