La incongruencia de Sheinbaum: Critica a EU por negociar con Ovidio mientras México tolera a Chávez Jr., ligado a los Chapitos
Mientras Ovidio Guzmán negocia con EE. UU. y Chávez Jr. enfrenta la justicia tras años de impunidad, la pelota está en la cancha de Sheinbaum.
CDMX.– La presidenta Claudia Sheinbaum se muestra incongruente en sus declaraciones este viernes sobre dos casos que han sacudido la opinión pública: el acuerdo de Estados Unidos con Ovidio Guzmán, líder de Los Chapitos, y la detención de Julio César Chávez Jr. en Los Ángeles por presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa. En un aparente juego de espejos, la mandataria critica con vehemencia la negociación de Washington con Guzmán, pero guarda un silencio ante la inacción de México frente a Chávez Jr., a pesar de que este último tiene una orden de aprehensión vigente desde 2023 y una conexión familiar directa con los Guzmán. ¿Defensa de la soberanía o protección de intereses ocultos? La incongruencia de Sheinbaum no pasa desapercibida y levanta serias dudas sobre la coherencia de su estrategia contra el crimen organizado.
Sheinbaum vs. EE. UU.: ¿Defendiendo a Ovidio?
El pasado 3 de julio, Sheinbaum arremetió contra el acuerdo entre Estados Unidos y Ovidio Guzmán, extraditado en septiembre de 2023 tras un operativo mexicano que dejó 10 soldados muertos. Guzmán, hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, se declaró culpable de narcotráfico a cambio de beneficios judiciales, incluyendo la protección de 17 familiares que ingresaron a EE. UU. La presidenta cuestionó la contradicción de la administración Trump, que clasificó al Cártel de Sinaloa como organización terrorista, pero negoció con uno de sus líderes sin consultar a México. "Dónde queda su posición de no negociar con terroristas", sentenció, exigiendo coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR) y transparencia en los términos del trato.
A primera vista, su crítica parece un legítimo reclamo por la soberanía mexicana y la falta de comunicación bilateral. Sin embargo, el tono de su discurso ha generado sospechas. En redes sociales, usuarios como @Sandra_Romandia y @Vicente_Galvez señalan que la indignación de Sheinbaum podría encubrir un intento de desviar la atención de lo que Guzmán podría revelar: posibles nexos entre el narcotráfico y figuras políticas, incluyendo algunas de Morena, el partido gobernante. Aunque no hay pruebas concluyentes de tales vínculos, la narrativa persiste, alimentada por casos como el de Ismael "El Mayo" Zambada, donde se intentó relacionar a un abogado con el partido. La pregunta es inevitable: ¿está Sheinbaum defendiendo la soberanía o temiendo las revelaciones de Guzmán?
Chávez Jr.: Tolerancia inexplicable y nexos familiares con los Chapitos
En paralelo, el caso de Julio César Chávez Jr. expone una aparente tolerancia que choca con el discurso de mano dura de Sheinbaum. El boxeador, detenido el 2 de julio en Studio City, California, por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), enfrenta acusaciones de EE. UU. por vínculos con el Cártel de Sinaloa y una orden de aprehensión en México desde marzo de 2023 por delincuencia organizada y tráfico de armas, con una investigación que data de 2019. A pesar de ser una figura pública, fácilmente ubicable tras su reciente pelea contra Jake Paul el 29 de junio de 2025, México no ejecutó la orden en dos años. Sheinbaum justificó esta inacción argumentando que Chávez Jr. "pasaba parte del tiempo en Estados Unidos", una explicación que suena endeble ante la notoriedad del personaje.
Lo que hace este caso aún más escandaloso es la conexión familiar de Chávez Jr. con los Guzmán. El boxeador está casado con Frida Muñoz, quien previamente fue pareja de Édgar Guzmán López, hijo de "El Chapo" asesinado en 2008. Chávez Jr. adoptó a la hija de Muñoz y Édgar, lo que convierte a Ovidio Guzmán en el tío de su hija adoptiva. En una transmisión en vivo de 2022, Chávez Jr. admitió abiertamente su cercanía con Ovidio, declarando: "Lo conozco bien, conmigo es una gran persona. Mis respetos para él" (@emeequis, @MarioBeteta). Este vínculo no solo refuerza las acusaciones de EE. UU., sino que pone en entredicho la pasividad de la FGR. Si México exige transparencia a EE. UU. por negociar con Ovidio, ¿por qué permitió que Chávez Jr., con una orden de captura y lazos familiares con los Chapitos, siguiera libre?
Una doble moral que levanta sospechas
La incongruencia es evidente: Sheinbaum critica a EE. UU. por negociar con un líder del Cártel de Sinaloa, pero no explica por qué su gobierno no actuó contra Chávez Jr., un personaje público con nexos familiares y presuntos vínculos delictivos con la misma organización. La FGR, bajo la dirección de Alejandro Gertz Manero, investigaba a Chávez Jr. desde 2019, pero no ejecutó la orden de aprehensión emitida en 2023, a pesar de que el boxeador viajaba frecuentemente entre México y EE. UU. Esta inacción contrasta con la retórica de Sheinbaum de combatir el crimen organizado "atendiendo sus causas", y alimenta la percepción de una justicia selectiva.
Además, la falta de coordinación interna queda al descubierto. Sheinbaum admitió que desconocía la orden contra Chávez Jr. hasta que el caso se hizo público, lo que pone en evidencia fallos en la comunicación entre la presidencia y la FGR. Si la mandataria exige a EE. UU. trabajar con la FGR, ¿cómo explica que ella misma no estuviera informada de un caso tan relevante? Este descuido, sumado a la tolerancia hacia Chávez Jr., debilita su autoridad para cuestionar a Washington y refuerza las sospechas de una agenda política detrás de su postura.
Implicaciones: ¿Soberanía o encubrimiento?
El contraste entre ambos casos plantea preguntas incómodas. ¿Por qué Sheinbaum se muestra tan enérgica contra EE. UU., pero no aborda con la misma contundencia las fallas internas de su gobierno? La conexión familiar entre Chávez Jr. y los Guzmán añade una capa de complejidad: al criticar el acuerdo con Ovidio, ¿está Sheinbaum protegiendo indirectamente a figuras cercanas al entorno del Cártel de Sinaloa, como Chávez Jr.? Aunque no hay evidencia sólida que vincule a Morena con el narcotráfico, la narrativa de complicidad gana fuerza en un contexto de polarización política y desconfianza hacia las instituciones.
La detención de Chávez Jr. en EE. UU. y la inminente deportación a México ofrecen una oportunidad para que la FGR demuestre su compromiso con la justicia. Sin embargo, el historial de inacción y las declaraciones de Sheinbaum no inspiran confianza. Si México quiere ser tomado en serio en la lucha contra el crimen organizado, debe empezar por casa: ejecutar órdenes de aprehensión pendientes, mejorar la coordinación interna y evitar que la retórica de la soberanía se confunda con la defensa de intereses cuestionables.
Mientras Ovidio Guzmán negocia con EE. UU. y Chávez Jr. enfrenta la justicia tras años de impunidad, la pelota está en la cancha de Sheinbaum. ¿Optará por la transparencia y la acción decisiva, o seguirá navegando en un mar de contradicciones que solo alimentan la desconfianza? El tiempo, y las acciones de su gobierno, lo dirán.